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Una historia entrañable... ¿Puede decirse eso de una historia? Pues de esta, ciertamente sí. El inicio del libro nos sitúa "en media res", para luego echar marcha atrás hacia el pasado narrado por Tyler, uno de los protagonistas. El presente, ese presente inmediato con el que da comienzo la historia, está narrado por David (segundo protagonista y hermano de Tyler); y el presente-futuro nos viene narrado por Alison, la protagonista femenina. Cada uno aporta una visión distinta de una historia en común, lo que permite que, aunque se vuelva a hablar de los mismos hechos, estos no se hagan repetitivos. La trama nos coloca en medio de un típico pueblecito americano, con sus costumbres, sus casas y vecindarios encantadores, las amistades vecindales... todo descrito de un modo encantador y muy coherente, porque cuando los chicos (y protagonistas) de este pequeño pueblo se nos marchan a vivir a las grandes ciudades, como Nueva York, no pierden ni un ápice de su esencia; no se transforman de la noche a la mañana en hombres y mujeres cosmopolitas y sofisticados. Son lo que son, gente de Oak Hill. A lo largo de una cuidada narración, se nos va desgranando la historia de los hermanos Hamilton y de su vecina Alison desde que se conocen siendo niños. Los acompañamos en su niñez, en su adolescencia y en su juventud, mientras van madurando, viviendo acontecimientos especiales (algunos buenos, y otros dolorosos), o tomando decisiones sobre su futuro. Y en todo momento somos espectadores privilegiados, puesto que conocemos los sentimientos de cada personaje mucho antes de que los conozcan los demás; por eso somos conscientes de cómo va a terminar la historia, y nos preguntamos cuándo se darán cuenta ellos de que "ese" debe ser el final. Precisamente por eso, los personajes te atrapan desde el inicio, porque los vas viendo crecer y cambiar. Tyler es encantador, pero debería de haber sido capaz de aceptar antes las cosas (claro esto es más fácil de decir que de hacer) y seguramente nos hubiéramos evitado muchos malos entendidos. David es un hombre tierno, y el mejor hermano que uno puede tener. Y Alison... bueno, es Alison, una chica que sufre la mayor parte de su vida, y que finalmente se merece ser feliz. Quizás he echado un poco de menos más romanticismo en la historia, que se nos va en contar toda una vida de amores frustrados y de esperanzas hasta que finalmente ese amor se hace realidad; pero esa parte se me quedó algo corta después de todo lo que se había hecho esperar. Aunque me encantó que hubiese un epílogo que remate la historia. Adoro saber qué pasó con los personajes después de unos años. El estilo de Marian es fluido, clásico y envolvente, porque no solo sugiere, sino que crea una ambientación, y de repente te ves frente a la casa de la puerta roja, sintiendo el calor del verano o escuchando a las chicharras, y te parece que tú también eres parte de Oak Hill. Una historia bonita que te toca el corazón. ¡La recomiendo! |
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