En el siglo XXIX: La jornada de un periodista americano en el año 2889

Nos vamos de viaje con Julio Verne, y es que, como siempre, no deja nunca de sorprendernos, pues en esta obra, su notable particularidad de anticipación, es absolutamente fascinante y convincente, llega a proponernos increíbles momentos de un futuro que, pueden llegar a ser realidad, como veremos.

Una divertida lectura a la vez que interesante. ¿Te apetece sonreír? Pues vamos.

Aunque se trata de una obra no exenta de polémicas ya que su autoría siempre estuvo en entredicho.

También es una interesante y sorprendente manera de adentrarnos en dichas discusiones que todavía no están clarificadas.

Un relato muy corto, poco habitual en Julio Verne, escrito ya en su última etapa y atribuido a su hijo Michel, al que Verne animaba a escribir después de haber sufrido por él todo tipo de problemas y dificultades.

Me ha interesado y he disfrutado también acercándome a datos de la biografía de Verne, que desconocía.

Sabemos que esta obra, fue un encargo realizado para un periódico estadounidense sobre el futuro en América, por lo que fue publicado en inglés en primer lugar, algo también muy excepcional, y un año después, se tradujo al francés con modificaciones y mejorado.

Bueno, vamos allá, vamos al libro, el título ya nos explica donde nos situamos y con qué finalidad.
Sin ninguna duda sabemos que nos vamos a acercar a un futuro, que, a pesar de que todavía no ha llegado, de la mano de Julio Verne nos adentramos en él y , como siempre, muy expectantes ante lo que nos cuente.

Es increíble. En todas las lecturas de Verne, siempre me pregunto cómo es posible que haya sido tan certero y visionario.
Parece que Verne no sea un personaje de su época, parece que sea…

¿Podemos hablar de un viajero en el tiempo? Nos podemos reír Jajajaaa, bueno, pero tampoco pasa nada por pensarlo. Es que lo parece.

Pues en este relato, también vamos a encontrar al visionario que siempre fue.

Es una pequeña obra, que no ha sido tan conocida ni popular como todas las demás. Posiblemente sea debido a estas dudas sobre su autoría.
Aunque yo no dudo que la mano y la pluma de Verne está ahí.

Su capacidad de anticipación es sorprendente y aquí nos presenta un relato, que, como nos tiene acostumbrados, trata de adivinar el futuro con esa visión tan peculiar, mezclando la ciencia ficción, la ironía y el humor, del papel del periodismo en el siglo XXIX.

Y al mismo tiempo, lo hace muy divertido y también con el resultado ya conocido en sus obras, y plenamente actual, porque además, muchas de sus predicciones para el año 2889, ya se han hecho realidad.

Lo que se nos cuenta es un día en la muy atareada vida del editor Francis Bennett, jefe del periódico más importante de la gran ciudad y capital norteamericana , llamada Centrópolis.

Un hombre de una inmensa fortuna, que incluso lo podríamos trasladar a la realidad actual, pues es posible ver en este personaje la representación de un Bill Gates, o algún otro personaje de gran fortuna, por ejemplo.

Y desde luego, a pesar de la brevísima duración del libro, aparecen multiplicidad de asuntos hechos realidad.

Nos introduce en la publicidad en las nubes, algo que actualmente ya se hace, también el envío de alimentos preparados a domicilio, ya tan habitual, las videoconferencias, hoy, imprescindibles, los supertelescopios, las predicciones del tiempo, las noticias en directo, la fotografía en color, el trasplante de órganos, el control de natalidad en China.

Con qué naturalidad lo vemos ahora, también nos presenta las guerras biológicas con armas cargadas de virus, … ¿Nos puede sonar?, y muchas más proyecciones, que seguramente se acabarán convirtiendo en propuestas cotidianas.

Además de presentarnos los aerocoches, los tubos neumáticos con pasajeros para transportarlos a 1500 Kilómetros por hora, grandísimas ciudades de diez millones de habitantes, o, atención, la anexión de Gran Bretaña y Canadá por los Estados Unidos, así como la anexión de China e India por Rusia, ya veremos, ya veremos. Esto es para pensárselo.

También vemos vestidores mecanizados, o la comunicación interplanetaria … y aunque algunas de estas cosas todavía no se han hecho efectivas, tiempo al tiempo, aún quedan bastantes siglos para el año 2889, y entonces tal vez, todo esto sea vigente y posiblemente en menos tiempo de lo que pensamos.

Fue capaz de recrear en su imaginación el destino del futuro. Genial.

Desde luego, lo que sí nos hace es, además de disfrutar, que nos paremos a pensar ¿Puede ser posible?