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Eliot tiene un secreto enterrado en Eden, el pueblo maldito, donde deberá dirigir una excavación de la que depende su futuro en el Museo Nacional de Historia; pero acabará exhumando un mal mayor que cualquier leyenda. Lira está decidida a huir del pasado, para lo que se sumerge en la investigación de la tumba de la duquesa Morrigan, que podría otorgarle una plaza en círculos académicos. Pero, deberá reencontrarse con Eliot, el chico al que abandonó, y mantenerse por delante de los demonios que la persiguen. Emma tiene un don. O una condena. Su ojo velado le permite ver a los espíritus; sin embargo, en Eden descubrirá que su luz es demasiado brillante los que medran en la penumbra. Cualquiera que me conoce sabe de mi obsesión por los cementerios (en la literatura, en la vida real me dan mucho respeto). Este libro tiene todo lo que busco: dark academia, leyendas sobre los vivos y los muertos, personas capaces de ver espíritus… Si bien es cierto que no he conectado al 100% con la forma en la que está escrito, todo este aura tan escabrosa ha hecho que lo disfrute muchísimo. Me encantan las novelas corales, así que No cantes canciones tristes por mí o podía ser menos. Los personajes están bastante bien definidos; me han gustado mucho sus motivaciones, además de que cada cual tiene un trasfondo muy profundo que los hace complejos. El tema de la leyenda de Morrigan me ha generado mucha intriga y me ha tenido pegada a las páginas; se va explicando poco a poco a lo largo de la novela, y siempre quería saber más. A pesar de esta parte más académica centrada en investigaciones y leyendas, el libro no se hace para nada pesado; es bastante corto, y todo ese misterio me ha hecho prácticamente devorarlo. A pesar de tener sus cositas, la autora se ha lucido con todo lo que rodea a esta novela. Si te sientes identificada con el contenido que subo, estoy segura de que te encantará esta novela. Enlace: https://www.instagram.com/p/.. |
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