Soy la venganza de un hombre muerto

Hay pocos temas tan literarios como la venganza. Desde la Ilíada, pasando por Hamlet y el Conde de Montecristo hasta llegar a Soy la venganza de un hombre muerto, de Alberto Valle, Premio de narrativa Ciutat de Vila-Real 2018, que es la novela que os recomiendo hoy.
En 1952 Guillermo Arganda es inspector de la Brigada de Investigación Criminal que investiga el asesinato de un hombre encontrado en Barcelona, totalmente carbonizado, pero con su cartilla de racionamiento casi intacta. La investigación le lleva hasta Miguel Morera, joven de clase alta, que iniciará con Guillermo una batalla que les conducirá hasta el año 1991 año en el que una Barcelona moderna y pre-olímpica seguirá dando cobijo a personajes sórdidos y oscuros que ajustarán cuentas con el pasado.
Guillermo descubre que en muchos casos un acontecimiento fortuito, estar o no estar en el sitio correcto, puede hacer que nuestras vidas sean felices o que seamos empujados al infierno. Y no sólo eso,

nuestras decisiones pueden condicionar la vida de las personas que nos rodea. Guillermo toma una valiente decisión que va a convertirse en el principio del fin. Casi sin darse cuenta se convierte en un mero experimento, una víctima que no sabe que lo es, la víctima de una venganza que cree que es el destino quien se burla de él. Carla, su mujer, ve como su destino es planeado por los hombres que tiene en su vida, primero su padre, luego su marido, luego su amante. No deja de ser una marioneta que pasa por la vida aceptando estoicamente las decisiones que otros toman por ella. Miguel Morera es el único personaje que es consciente de todo. El maneja los hilos de su vida y de la de los demás.
Los dos protagonistas convierten la venganza en el motor de su vida. El objeto de la venganza de Miguel no sólo se enfoca en Guillermo, sino también en todas las personas que le rodean. Sin embargo, ninguna de sus víctimas está prevenida porque no saben que están en manos de un terrible manipulador. Es una venganza desmesurada, la ofensa no es tan grave, el castigo es demasiado cruel, por lo que vemos que más que de ellos se está vengando de su propio pasado. Miguel se venga de sí mismo en realidad. Guillermo, mientras sufre una caída sin retorno, lucha por su propia supervivencia y por la verdad.
El lector va conociendo, siempre en presente y en primera persona todos los acontecimientos que se desarrollan, ya que los personajes se alternan narrando lo que viven. Alberto Valle divide la historia en cuatro bloques: 1952, 1968, 1961 y 1991. Según avancemos en la historia tanto la ciudad como los personajes evolucionaran desde una sociedad franquista donde se aplica la violencia como norma, pasando por los años 60 en la que seguían respirando la atmósfera oscura de los cines de sesión continua, donde las prostitutas malvivían vendiendo sus servicios, por los 80 con sus calles llenas de heroína, hasta la época en la que la ciudad se preparaba para unas Olimpiadas que iban a cambiarlo todo, o no...
Hasta la última página no vais a descubrir quién gana el pulso. El mal absoluto o el mal relativo… Cuando terminéis Soy la venganza de un hombre muerto, contadme…
P.D Gracias a Babelio y a la Editorial Alrevés por dejarme conocer esta impresionante novela.