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Levi, después del grave accidente que tuvo, sigue sin recordar nada. Su mujer, Alissa, sólo quiere retenerle, pero él siente que algo se le escapa, que algo está mal. Cuando acaba contactando con una tal Tali, de Palm Springs, se irá hasta allí para intentar averiguar que es lo que le oculta todo el mundo. Pero Tali es Natalie, su amor, la chica que lo perdió y que ahora, tendrá la oportunidad de recuperarlo. ¿Averiguará Levi quien es en realidad? ¿Podrá Natalie hacerle recordar? ¿Qué hay en Palm Springs que lo atrae como un imán? Porque las palabras no son todo lo que tenemos. ¡Menuda preciosidad de bilogía! La historia de Levi y Natalie es de las que te roban el corazón y te hacen sentir tantas cosas bonitas. Porque esta novela va de eso, de amor con mayúsculas, de enamorarse de nuevo de tu persona, con un sentimiento intenso, puro y sano, entre helado y cerveza fría, restaurando la vieja casa de Tali, de lo sencilla que es la vida y con lo poco que nos conformamos, pudiéndolo tener todo. El final es una maravilla y acabé llorando como una magdalena jajajajaja Narrada a dos voces, con una pluma ágil, sencilla y adictiva, Manuela consigue hacerte reír, llorar, emocionarte y amar con todo el corazón a una pareja esplendida. Mención especial a Jake, el hermano pequeño de Natalie, que me ha parecido un amor, con esas notas que ha ido dejando. Mil gracias, Manuela, por comentar la novela conmigo. Ha sido un placer descubrirte como escritora, y espero leer mucho más de ti 😊 Os dejo una de las frases que más me han gustado: “El orden de los recuerdos no altera el olvido”. |
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