El seductor

Así, de primeras, tal vez os hayáis hecho una idea preconcebida de qué podemos encontrar en esta novela. La portada y el título nos marcan inevitablemente un camino, pero no os dejéis llevar a engaños, Rober no encaja con la idea de conquistador pagado de sí mismo que tenemos en mente y su historia es emotiva y en cierta manera también reivindicativa.

Es la segunda novela que leo de Verónica (la primera fue La luz de mis ojos) y ambas se caracterizan por presentarnos a protagonistas masculinos luchadores, humildes y entregados a su paternidad. Rober tiene una doble vida por una causa noble, muy noble (de la que no voy a dar detalles), y de los dos papeles que interpreta es el más alejado de su verdadero yo el que le resulta más lucrativo y en cierta manera más peligroso. Rober regenta un club secreto de seducción destinado a la sección masculina del alto standing londinense que acabará dándole más de un dolor de cabeza.

Carla no está conforme con la evolución de su carrera como periodista, pero tampoco es capaz de ver que a veces hay que cerrar la puerta y dejar atrás donde no se te valora como mereces. Tal vez el quid de la cuestión se encuentre en que ella misma tampoco lo hace y, finalmente, todas sus inseguridades salen a la luz y juegan en su contra.

Como habréis podido intuir, entre estos dos anda el juego, un juego que no llega a ser peligroso pero sí arriesgado. al menos para ellos, porque al lector le regala momentos divertidos y emotivos. La emoción muy centrada en esa causa noble que persigue Rober y en una temática más que plantea Verónica Valenzuela: lo terrible que es superar un duelo cuando uno se siente responsable de esa pérdida. Y la diversión va muy de la mano de la reivindicación que menciono al principio. La autora da voz a su personaje femenino para entonar una crítica hacia las ideas preconcebidas, y la mayor parte de las veces profundamente machistas, que establecen reglas arcaicas y patriarcales sobre cómo debe seducirse a una mujer.

Ambientada en Málaga y en Londres, El seductor nos sitúa y nos pasea por zonas y calles destacadas de ambas localizaciones creando un buen escenario para una novela que habla de amistad, de entrega al prójimo, de prejuicios y perdón, de superación, de integración...

Si bien debo reconocer que disfruté más de la anterior novela de Verónica, no puedo negar que leer algo de ella me está resultando siempre un gusto. Su estilo es muy ágil y leerla es recordar la fuerza, alegría y el desparpajo que ella misma rezuma. Así que... su próximo libro caerá pronto.


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