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Se trata de una obra bastante peculiar y original, una novela breve pero cargada de reflexiones sobre el arte, la literatura y la vida. El protagonista que da título a la novela es un escritor ecuatoriano residente en Barcelona que aspira a escribir una Gran Novela en línea con aquellos volúmenes de su biblioteca que considera las columnas del templo de la ficción: Don Quijote, Las ilusiones perdidas, El cuarteto de Alejandría y varias más. El tema de esa novela sería Dacal, su amigo y esquivo personaje del cual otros escritores han logrado producir sólo viñetas. En su búsqueda de información acerca de Dacal, Kazbek regresa a Ecuador y se entrevista con Peer, un pintor que en lugar de arrojar luz sobre Dacal, le entrega 16 dibujos de insectos provenientes de volcanes ecuatorianos para que Kazbek produzca textos sobre ellos para recopilarlos en un libro de pequeño formato, todo lo contrario del ambicioso proyecto kazbekiano. El resto de la novela tiene que ver con cómo el ejercicio de escribir los dibujos le permite a Kazbek cambiar su perspectiva acerca de la escritura y su relación con el mundo. Disfruté mucho los comentarios metaliterarios, sobre todo la caracterización del señor Peer del libro de pequeño formato que parece ajustarse muy bien a la novela que estamos leyendo. Las ilustraciones son muy interesantes y dialogan fantásticamente con los textos que las acompañan. Una experiencia interesante que, como anuncia el decálogo de Peer, “despierta en el lector una curiosidad por el autor que lo ha escrito, hasta ese momento absolutamente desconocido.” |
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