La leyenda del Barranco del Infierno

Se trata de un volumen a medio camino entre el relato, el cuento y la leyenda, todo ello ilustrado, pues quizá pueda dar pie a confusiones con cómic y demás, y está muy lejos de esta concepción.

Por el contrario, el formato que tiene parece ideal para lo que trata de transmitir: la relevancia de la cultura de la que provenimos, la necesidad de conservar los elementos antiguos de nuestro patrimonio oral. Las leyendas conectan con la realidad a través de los enclaves y sucesos que podemos ver, y es el caso de este volumen y el Barranco del Infierno, un lugar de belleza increíble en un territorio aún más mágico si cabe.

No es de exrañar que el autor allá por la década de los años treinta, decidiera elaborar una leyenda impulsada por su inventiva y por el misterio y exotismo que rodea toda aquella zona. Podría bien ser totalmente inventada o en base a algo que pudiera escuchar en los pueblos guanches, pero lo que está claro es que incluye elementos comunes a esa cultura, y a las propias leyendas e historias ancestrales de dicha comunidad prehispánica.

Y he ahí el valor de este cuento ilustrado: cierra el círculo con la puesta en valor del patrimonio oral que a menudo queda sepultado bajo el polvo del olvido y que tan necesario es rescatar y cuidar, difundir, estudiar y discernir la realidad de la leyenda, pues es la única forma de forjar, paradójicamente, la leyenda en sí de este pueblo, su epicidad. La realidad a veces supera la ficción, y dotando a una cultura de datos y de realidades se le da la posibilidad de abrir la puerta por fin a las leyendas que un día tuvieron y que, pese a lo mucho que pueda cambiar su socidad y su vida, siempre formará parte de sus entrañas.