La chiflada he sido yo, me ha gustado muchísimo, la ironía, la sorna, la irreverencia de Mark Twain está presente en esta irrepetible historia sureña mezclada con la amabilidad y la ternura despertada por Wilson. Crítica a la esclavitud, a los blancos o negros que bien lo merezcan, a la estulticia extrema de las clases altas o bajas, al alcohólico, al abstemio recalcitrante, a las madres y a los hijos insoportables, a la política, a la ludopatía, a jueces y juzgados, Twain reparte en todas las direcciones en un pueblo donde un intercambio de bebés complicará incomprensiblemente la vida de muchos. Wilson, el chiflado, el abogado que casi no lo fue, y su extraña afición a recoger las huellas dactilares de todo el pueblo será el único capaz de resolver los casos robos, mujeres que aparecen y desaparecen y hasta un asesinato. La emoción, la dureza y el absurdo están servidos en esta obra muy poco leída del gran Mark Twain |