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Crítica de Guille63


Guille63
06 March 2023
“¿Sabes tú lo que puede hacer libre a un hombre?... Su voluntad, su propia voluntad, y le dará también poder, que es mejor que libertad. Aprende a querer y así serás libre y mandarás.”

No cabe duda de que Turguénev lo tuvo que pasar muy malamente con sus amoríos. Bueno, malamente y también buenamente, porque, como muy bien dice Víctor Gallego Ballestero en el prólogo a mi edición de Alba, de la que también es su brillante traductor: “Es como si, de algún modo, de una forma oscura, en el fondo del alma, esos hombre y mujeres necesitaran el sufrimiento y la tragedia; o, acaso, como si no hubiera para el hombre otro destino que el error y el fracaso.”

“¡Y qué deleitosas me parecían esas amargas sensaciones, cómo me embriagaban!”

Así se expresa un chavalito de dieciséis años enamorado locamente de una coqueta y hermosa jovencita llamada Zenaída cinco años mayor y que parece disfrutar mucho de los tormentos que ocasiona a sus no pocos pretendientes.

“Es dulce ser la única fuente, la causa despótica e irresponsable de las grandes alegrías y las penas más profundas de otra persona.”

Un sentimiento, este del amor, que se persigue como aquello que es capaz de llenar una vida para descubrir no mucho más tarde que se lamentará durante el resto de ella, y por el que sus afligidos e impotentes afectados son capaces de someterse al más humillante trato.

“Soy una coqueta sin corazón… ahora va usted a tenderme la mano y yo se la traspasaré con una aguja. Se sentirá avergonzado… sentirá dolor, y sin embargo, a pesar de lo que respeta usted la verdad, no dejará de reírse. Lushin se ruborizó, se dio la vuelta y se mordió los labios, pero acabó tendiéndole la mano. Ella le pinchó, y él, en efecto, se echó a reír... También ella se reía, al tiempo que le clavaba la aguja a bastante profundidad y le miraba a los ojos, que él trataba de desviar en vano.”

Ah, pero el amor no perdona a nadie, también Zenaída probará los sinsabores de su propia medicina con… me callo, aunque es algo que se adivina claramente casi desde el inicio, no seré yo el que adelante acontecimientos.

“No deseaba que esa experiencia se repitiera en el futuro, pero me habría considerado desdichado de no haberla vivido”

Otro relato cinco estrellas de Turguénev.
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