Sigo enganchada a la pluma de la autora, sigo rendida a la belleza de Alaska y sigo enamorada con todo mi corazón de Calla, Jonah y de su relación. En este segundo libro la autora nos hace un regalo a los que quedamos encandilados con la historia de Calla y Jonah en el libro anterior y nos presenta una historia mucho más madura, más pausada y con problemas muy reales acompañada de personajes secundarios maravillosos, incluso la insoportable (a ratos) Muriel se hace querer, y donde brilla con luz propia el personaje de Roy, maravilloso. Es un libro de los que yo suelo catalogar como “amable” porque no tiene ningún drama brusco innecesario y porque sigue un ritmo a lo largo de la historia similar sin sobresaltos ni vueltas de tuerca y que te hace sentir bien desde que lo empiezas hasta el final. Lo principal en esta historia no es el romance y si las relaciones de amistad, la familia y el perdón además de la evolución y la madurez de cada uno de los personajes, cada uno a su manera y en sus tiempos. Un libro que me ha tenido durante toda la lectura con una sonrisa en los labios y que, como siempre me pasa con la autora, me ha dejado con ganas de más. |