Historias de brujas

Si hay alguna leyenda ligada a la oscuridad que realmente consigue estremecerme, dentro de todas esas narraciones terroríficas de las que tanto me gusta leer, son aquellas que conciernen a la naturaleza de Las brujas. Esa presencia tan cercana capaz de llevar nuestras vidas a la desesperación tan solo a través de su palabras. Esa naturaleza podrida entregada al mal, dispuesta a someterse a los designios de demonio tras su renuncia a todo tipo de luz, agazapada entre tinieblas a que cometas el más pequeño de los descuidos.
Esa inquietante fascinación esconde el reconocimiento hacia uno de esos mitos que esconde tanta verdad como leyenda. Todos nos hemos acercado con cierto distanciamiento a los vampiros, siendo conscientes de que tras sus orígenes se encuentra un folclore que ha terminado sepultado por los adelantos de la ciencia. Así como a la desnaturalidad de seres como licántropos o cualquier otra criatura procedente del más allá que nos recuerde que hay líneas que sería mejor no cruzar. Cada uno de ellos ha llenado nuestra imaginación de pesadillas que desparecían una vez terminaba la historia.
Sin embargo, no ocurre lo mismo cuando hablamos de Las Brujas, puesto que la línea que separa su presencia entre nosotros de lo que se esconde entre la más fantasiosa literatura, se vuelve endeble cuando al acercarse a los registros oficiales.
Eso es lo que se presenta Gustavo A. Trujillo Yánez en esta colección de libros englobados bajo el título Historias de brujas, que nos va a contar lo que hay de cierto en aquellas leyendas que se cuentan en la isla de Gran Canaria. Centrados en la historia de la pequeña niña Jerónima, nos encontramos con un revisionado de aquellos escritos oficiales que quedaron registrados por el tribunal de la inquisición canaria y en donde vemos como la presencia de estas criaturas ha ido atemorizando a los isleños a lo largo de los siglos .
Leyendo esos documentos, uno no deja de ser consciente de dos cosas. Por un lado, de cómo la presencia de estas mujeres que han estado entre nosotros sigue causando el mismo estremecimiento a pesar del paso de los años. Y es que, pese a que visto desde la perspectiva de nuestra realidad los hechos que se narran resultan, cuanto menos, cuestionables, no es menos cierto que el miedo que esconde la presencia de estas criaturas, que llevan a los afectados a guardar silencio ante las posibles consecuencias de sus declaraciones, es algo palpable y real.
Y, por otro lado, uno no deja de pensar que las leyendas son, como su nombre indica, narraciones populares que cuentan determinados hechos que fueron reales, por muy adornados que luego se nos presenten. Y eso es estremecedor. Puesto que el poder, la influencia, la terrible angustia que supone el reconocer que estas criaturas aun se esconden entre nosotros…nos lleva a movernos con cierta cautela cuando caminamos por determinados lugares, escuchar con detenimiento la presencia de cualquier ruido inesperado (esté o no e nuestra cabeza) y, en definitiva, q seguir repitiendo algunos de los antiguos rezos por si en algún momento se nos vuelven necesarios.
Además de conocer la historia de Jerónima, la niña bruja, este primer volumen de estas Historias de brujas nos trae uno de esos regalos que merecen ser descubiertos. En todos los pueblos permanecen infinitas narraciones orales que se mantienen a pesar del paso del tiempo, con pequeñas variaciones que se expanden por todos los rincones de la isla. Saray Cruz Ventura recopila tres de esas narraciones locales en donde la presencia de las brujas nos acerca ese saber ancestral que atesoran los más sabios del lugar. Historias como Una bruja en apuros o Con medio bigote son los honestos testimonios legados por aquellos ancianos que aun hoy en día se estremecen con la presencia de extraños ruidos en medio de la noche. Aquellos viejos que todavía nos recuerdan que las brujas siguen entre nosotros >manteniendo sus rituales, volando al acecho de los pobres incautos, felices por comprobar la estupidez de nuestra osadía por haber dejado de creer en ellas.