Me resultó algo aburrido, yo esperaba un relato con más riqueza de detalles y descripciones de la sociedad y cultura peruanas, pero su escritura es algo rudimentaria. Por otro lado, me disgustó mucho que Flora Tristán no sólo actuara como una simple testigo, sino más bien como una juez o como un ser superior que llega a iluminar a los "brutos" y "salvajes" peruanos. Juzga y critica la cultura y sociedad peruanas desde una perspectiva eurocentrista y yo diría que hasta racista. No digo que la sociedad decimononica peruana fuera perfecta, ninguna lo es, pero vamos, que echa pestes a casi todo: a la comida, a las festividades, a las costumbres, al pueblo, a la alta sociedad, a las actividades y lugares de esparcimiento, en fin, a todo. Y para colmo, tergiversa y omite ciertos acontecimientos de importancia histórica con el fin de que su relato coincidiera con la mala opinión que de la sociedad peruana tenía.
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