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Crítica de Guille63


Guille63
19 March 2023
“¡Todo lo importante del mundo se resume en palabras, abren o cierran, atan o libran!”

La obra forma parte de una trilogía junto a “La saga-fuga de J.B.” y “Fragmentos del Apocalipsis” utilizando en todas ellas la misma atractiva mezcla de realidad y ensueño, de razón y fantasía, de exquisito lirismo y agudeza coloquial, de seriedad y frivolidad, de melancolía, ironía, erotismo, humor. Y, como en las otras dos, Torrente Ballester nos vuelve a dar una clase magistral sobre el manejo de las palabras.

“He gozado el más bello orgasmo de mi vida, y mi niña lo gozaba también. ¿Quién dice que cada cuerpo es la muralla del otro? Porque yo sentí lo que sentía ella, ella lo mío, y ambos el mundo entero palpitar, goce que circuló por los cuerpos y por los astros como sangre universal y compartida. Ahora lo cuento con los versos más bellos de mi lengua: necesitaría vivir otra vida encima de la mía para que este placer fuera suficientemente recordado, para que estos versos fueran suficientemente dichos. ¿Tendrá memoria la muerte?, ¿tendrá labios?”

¡Ay, las palabras!, para todo valen, para tender brillantes “escalas a la luna; también para excavar los pozos que llevan al abismo”, uno empieza a encadenarlas y ellas solas van enredándose y enredándonos hasta hacernos decir lo que no querríamos, llegan a nosotros cargadas de connotaciones y reminiscencias, “de amor o de desprecio”, valen más que mil imágenes, nos remueven la sangre, nos conforman, no solo ponemos palabras a lo que vemos, con frecuencia vemos aquello que nos dictan las palabras y en función de las palabras que les asignamos, organizan nuestra mente a su medida e iluminan sus estancias a voluntad, embaucan, confunden, embelesan, pueden transformar la farsa en tragedia y la tragedia en farsa, acarician y hieren, con su poesía, redimen la vulgaridad, arrebatan, encienden, levantan, crean mitos, sí, “la palabra, la gran encubridora”.

“La historia la hacen los héroes, y los héroes son, a fin de cuentas, nada más que nombre y facha, que palabra y retrato.”

Dos historias se entretejen en la narración, la fantástica en la que la palabra crea el mito de Napoleón, nombre que tras la lectura de la novela sabemos sin lugar a duda que tan solo fue ”una palabra favorecida, acunada, amamantada por la necesidad política”, y la realista, un amor que intenta abrirse paso a base de la fascinación que desprenden las palabras de una historia bien contada por alguien que solo necesitaba comunicación y compañía, algo para lo que hacen falta dos y él estaba solo.

“… necesito engañarme, por lo general, con la esperanza, a veces con la magia, pero acaban juntándose en una y la misma cosa, mi esperanza en el poder de la palabra: aunque la mía sea de las modestas, de las que sólo consiguen retener, jamás aproximar, menos aún sujetar y encadenar. Mi palabra, por ejemplo, es incapaz de traerte, ahora que no estás y que te necesito. Si grito otra vez: «¡Ariadna!», mi voz se pierde en el bosque después de haber rozado en su camino las aguas frías del lago.”

Y para terminar, que mejor homenaje a las palabras del autor que imaginarse aquella mágica escena final de Cinema Paradiso en la que en la gran pantalla se va encadenando beso tras beso al ritmo de la preciosa música del grandísimo Ennio Morricone. Imaginen ahora una palabra en cada beso, un beso en cada palabra y… 4 # 3 # 2 # 1 abarloado empantanos plúteos anticuar buraco somorgujo deliquio despepitada coyunda jicarazo losange clámida prestímano túrdiga columbrar redingote remejer murmurio sofaldear poterna marbete pingar socaliña trujamán grímpola colodrillo fogaril amuras tráfago requilorio espelunca miranguano sólito cascabelería precito alunar halda gulipa patache hopalanda… y en apretado beso final, chumeque y pitilín.
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