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Thriller narrado en primera persona y en su totalidad por Hannah, quien, cuando vuelve de una importante reunión de trabajo, entra en casa y descubre que Matt, su novio, no está. Pero lo más extraño de todo es que sus pertenencias han desaparecido, que la casa está tal y como era antes de que llegara él, y que incluso su número de teléfono y fotos se han esfumado del propio móvil de Hannah. No hay manera de localizarlo ni encontrarlo; Hannah enloquece durante meses para dar con él, poniendo en peligro su trabajo y su salud, que se ve resentida. A eso le sumamos que empieza a recibir mensajes extraños y tiene la sensación de que alguien ha entrado en su casa. Ella cree que es Matt. ¿Estará en lo cierto? Cuenta con una pareja de amigos, James y Katie y poco más, pues su relación con sus padres es distante. No puedo contar mucho, os estropearía las sorpresas que os depara la trama, los giros que ves venir pero poco a poco, sin sospecharlos al principio, un principio, por cierto, que puede parecer lento, sin acción, incluso aburrido, porque apenas ocurre nada pese a la interesante premisa inicial, para luego ponerse interesante y dejarte con ganas de más al finalizar cada uno de sus capítulos cortos. Yo incluso pensé en abandonar su lectura porque las primeras 100 páginas no me decían nada y no lograba “congeniar” con la protagonista, pero me alegra haber insistido porque consiguió atraparme y la trama, aunque es más sencilla de lo que parece a simple vista, está bien hilada. Un buen thriller que se lee del tirón. |
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