Vi. Una mujer minúscula

La novela narra la historia de una mujer vietnamita, llamada Vi, que de niña se ve obligada a dejar atrás, junto a su madre y a sus hermanos, todo lo que conoce ya que estalla la guerra de Vietnam. Pasando primero por las durísimas condiciones de un campo para refugiados, se instalan en Quebec con la promesa de una nueva vida. A partir de entonces, Vi crecerá entre las contradicciones de sentirse extranjera, pero a la vez ser vista como demasiado occidental por los vietnamitas, de que su madre le intente dar un futuro distinto del propio, pero a la vez le recrimine su distanciación con las costumbres que imponen su cultura, con la de querer rebelarse contra las imposiciones sociales y, sin embargo, caer en ciertos patrones que tanto evita.
La escritora, que también tuvo que huir de Vietnam en una barcaza con diez años y que ahora reside en Canadá, nos abre una ventana hacia una cultura distinta, hacia las consecuencias personales de los conflictos políticos, pero, en definitiva, nos cuenta un relato universal de lo que representan nuestras raíces como anclaje, pero también como atadura. Bajo esta premisa, se tejen anécdotas muy tristes, pero también otras con luz, muchas referencias a comidas y a paisajes y personajes secundarios memorables.

Sin embargo, en mi opinión el libro, que tiene solo 160 paginas, se queda muy corto considerando el intervalo, tanto temporal como geográfico, que abarca. Además, los capítulos son muy breves y existen grandes saltos entre uno y otro. El resultado es que no se profundice tanto en las escenas como me hubiese gustado. Siento que, pese a la historia potente que contiene, la lectura no es tan disfrutable porque no se detiene apenas en descripciones, sentimientos o sensaciones. Eso hizo que no empatizase demasiado con la protagonista, que salvo en momentos puntuales, me resultaba una narradora algo fría y distante.
En resumen, es un libro que me ha gustado y que tiene pasajes muy bellos, pero no he tenido una experiencia de lectura redonda.