Las mujeres detrás de Picasso

¿Qué sabes de Pablo Picasso? Seguramente quien más quien menos tiene al menos unas noticiones de uno de los pintores más importantes de la historia, alguna de sus obras seguro que te viene rápidamente a la cabeza. La que me viene a mi es bien diferente, no puedo pensar en el maestro malagueño sin que me invada un gran malestar que me remonta a cuando descubrí la bestia que las biografías, museos y el discurso cultural hegemónico habían decidido ocultar, excusar u obviar para no enturbiar la imagen que interesa proyectar.
 
En los años de universidad tuve muchas decepciones a nivel docente, pero por suerte, también hubo alegrías y viento fresco en forma de personas jóvenes, seguramente luchando por su plaza, con ganas de enseñar y de hacer pensar a quienes tenían en frente. Una de ellas, decidió hablarnos del Picasso que nadie nos había mencionado y lo hizo hablándonos de las mujeres a las que este hombre maltrató, anuló y sobre las que ejerció todo tipo de violencia (física, psicológica, vicaria, profesional, social, legal…). Desde entonces he tenido la asignatura pendiente de conocerlas más y, aunque lo hice con Dora Maar y con Françoise Gilot… sigue siendo algo que me queda por hacer. 

Así, he disfrutado al máximo de este volumen donde Eugenia Tenenbaum da voz a 8 de estas mujeres, poniéndose en su pellejo, para contarnos SU historia. Solo puedo aplaudir lo bien que lo ha hecho. al fin estas mujeres son tratadas con la dignidad que merecen, poniendo en valor su arte, su tiempo, sus acciones y poniendo el foco en lo que tantas veces se ha silenciado. Jaqueline, Fernande, Eva, Olga, Françoise, Marie-Thèrése, Dora y Geneviève fueron personas, no satélites. Porque… duele pensar que Picasso “ganó”, Eugenia cuenta la dificultad de encontrar bibliografía y fuentes para hablar de estas mujeres, cuyas huellas cada vez son más complicadas de seguir porque se optó por borrarlas por la influencia de alguien a quien nadie se atrevía a discutir. Eugenia hila muy bien las historias de estas mujeres, para ir creando una imagen final donde es fácil ver patrones que se repiten, señalando a la misma persona y a todos quienes callaron.
 
Ni una sola vez aparece el nombre propio del artista, una decisión fundamental de Eugenia, para lograr una despersonalización que hace más potente su violencia cuando pierde el escudo que la Historia le ha puesto, validado y protegido en el imaginario cultural a lo largo de las décadas. ¿Cómo se habrían condenado sus actos si el perpetuador no fuera un genio?
 
Prepárate para que la sangre te hierva de rabia si es la primera vez que oyes hablar de este tema. Y bueno, qué digo, es una reacción que no cambia, sepas lo que sepas. Es un debate candente el de si se puede y debe separar artista de su obra. Cada cual que piense y tome su decisión libremente, yo tengo clara la mía y aunque no puedo ni quiero negar el valor de su obra, hace años que deje de admirar a Picasso.
 
 ¡Qué libro increíble este! de verdad, Eugenia Tenenbaum no falla. Gracias por este trabajo de recuperación tan necesario, por meter el dedo en la herida, por hacernos pensar. Por poner tu granito de arroz (una tonelada diría) en la labor de recuperación de estas mujeres y por escribir la historia (del arte) desde otro lugar, ese en el que quiero estar.
 
Por cierto, el libro está bellísimamente ilustrado. ¡JOYA!
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