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Briana es inquieta, activa, desconfiada y no deja de pensar en escapar de su prisión; Arlen, por su parte, es paciente, cauto y aprecia al ángel Tamiel (de hecho muestra tanto respeto y empatía hacia él que podría padecer el Síndrome de Estocolmo). La relación de los hermanos me recordaba mucho a la de Hansel y Gretel: con caracteres diferentes, pero que se quieren y se cuidan lo mejor que pueden. Nunca sabremos la edad de los hermanos (personalmente me los imagino como adolescentes). Azrael y Tamiel también son la cara y la cruz: mientras que Azrael es cruel con los niños o "mascotas", Tamiel se muestra comprensivo y paciente con ellos. Una curiosidad es que nunca se dice su sexo (aunque teniendo en cuenta que son una especie de ángeles, diría que su género es neutro) y nunca sabremos su verdadero aspecto, pues Briana, la narradora, es ciega; esto es un gran acierto porque el lector tiene que imaginárselos a partir de las impresiones de Briana. La autora pincela un par de detalles sobre la importancia de los ángeles como seres protectores en contraste con los horribles sucesos del exterior, pero son explicaciones tan someras que no entiendo qué motiva realmente a la mujer a mutilar a sus mellizos. Da la impresión de que ni fuera ni dentro de la torre se puede vivir en paz, por lo que no comprendo por qué Briana quiere escapar si el destino que les espera a ella y a su hermano no sería mejor que estando con los ángeles. Muy recomendada si te gustan las historias de terror psicológico y te interesa leer una vuelta de tuerca al concepto de los ángeles y la inmortalidad. Enlace: https://cinedeescritor.blogs.. |
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