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Nada que no sepas (2018) recibió el Premio Tusquets del mismo año, un libro ambientado en Uruguay a finales de los años 60 y que debe conllevar auto-ficción porque la autora, hija de diplomático, vivió en Uruguay en aquellos años. La protagonista vive una crisis matrimonial (marido adúltero) y decide partir una semana a Uruguay en pos de un secreto. Sus padres vivieron en Uruguay unos 5 años a finales de los 60. El padre tenía un alto cargo en la industria española y lo envían a Montevideo donde vivirán en el selecto barrio de Carrasco, a 15 Km de Montevideo, un barrio exclusivo al borde del mar donde los niños gozaban de seguros y estupendos terrenos para jugar y divertirse. Los padres llevaban gran vida social, muy desenfadada porque el contraste entre una España reprimida y pacata y un pequeño país como Uruguay que ofrecía gran libertad de costumbres, de cultura, de cosmopolitismo, la práctica del amor libre y un afán de copiar al Paris de los sixties. Pero ojo, eso no era Uruguay, sino el barrio de Carrasco donde se movía la gente de esta novela. En ese ambiente frenético por gozar de la vida, sucede la muerte brutal de la madre de la narradora. Y el padre, anonadado, manda de vuelta a España a los dos hijos del matrimonio con una tía, sin darles explicaciones claras sobre este súbito e inesperado deceso. Cuarenta años después la narradora no sabe a ciencia cierta lo que pasó con su madre y decide partir una semana para indagar con los sobrevivientes lo que pasó en realidad. Amigos de los padres quedan varios y el estudio psicológico de los personajes 40 años después es muy interesante (oh estragos del tiempo ! cómo resalta lo diferentes que somos en la vejez). Poco a poco ella sabrá datos y cosas inéditas que la llevarán al conocimiento. La narradora tenía 13 años cuando su madre Lucía, de 27, murió. Ella no sabía nada concreto, pero veía cosas, escuchaba otras y su joven psiquis las interpretaba. Es un trabajo sobre los recuerdos, los recuerdos que son los bordados que hace la mente partiendo de algo preciso, pero que terminan en un recuerdo "trabajado » por la mente de cada uno. Cada uno detiene « su » verdad aclarada de manera diferente, subjetiva. Y , in fine, nadie conoce verdaderamente a nadie, porque existen filtros. En una estupenda y corta frase de John Updike, al comienzo del libro, se lee « Nadie nos pertenece, salvo en la memoria« . La narradora conocerá en Uruguay algunos detalles concretos que explican el desenlace brutal de esta historia familiar y al mismo tiempo conseguirá indagar sobre su ego malherido. Se puede dividir el libro en dos partes bien distintas : 1) la infancia feliz en el barrio de Carrasco de Montevideo con zonas de sombra que la niña no supo interpretar bien, pero que intuyó y 2) el presente con una narradora en plena crisis matrimonial que decide volver a Montevideo para indagar sobre su madre, pero al mismo tiempo sobre ella misma, su crisis actual y sus amores de adolescencia. Un libro interesante, metaliterario, con alusiones a otros autores, con un léxico uruguayo-argentino (alcauciles, bacán, guarango, etc) y que toca hechos del pasado como el crash del avión en los Andes en 1972 (el hermano de María Tena era compañero de curso de los chicos que murieron en el crash) y la guerrilla de los tupamaros que comenzó en aquella época. El final de la novela es abierto porque no se sabe qué actitud tomará la narradora con el marido adúltero ni con su amor de juventud. Enlace: https://pasiondelalectura.wo.. |
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