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Vivir a tu luz narra la vida de la madre del autor (aquí Malika, en la realidad M'Barka) a través de tres episodios, tres relatos, con los que Taïa crea una analogía entre la madre y la madre patria, mostrando a través del personaje de Malika los problemas a los que se ha enfrentado y enfrenta la sociedad marroquí en el último siglo. En el primer relato Malika llora la muerte de su primer marido, quien se enroló en el ejército francés durante los años del Protectorado francés en Marruecos para luchar en Indochina. A una guerra que no era la suya, por una nación que no era la suya. Malika le llora a la nada, a una tumba vacía, completamente sola, como el cuerpo inerte de su marido en Indochina. En el segundo Malika ha rehecho su vida. Es madre de nueve hijos cuando una francesa se encapricha de su hija mayor, a quien quiere contratar como mujer de la limpieza. Donde el resto de la familia ve esperanza, la posibilidad de ascenso social a través de la hija, Malika sólo ve la imposibilidad de la hija de crear su propia narrativa (su propia familia) en pos de la servidumbre: a otra mujer, a otra nación. Malika sigue viendo la colonización imposibilitándoles avanzar pese al fin del Protectorado. En el tercero, un hijo de Malika (el autor) emigra a Francia rompiendo con el dolor que le ha generado su Marruecos por no aceptar su homosexualidad. Ni su Marruecos ni su madre, rompiendo también los lazos comunicativos con ella. Y ahora Malika, desesperada por la desaparición total del hijo, le cuenta su tristeza a un amigo de éste, también homosexual, quien intenta mostrarle a ella por qué el hijo está actuando en defensa propia contra un país y una madre que, quizás sin quererlo, han sido abusivos con su condición. Y esto es, en parte, Marruecos. Un país en el que las opiniones políticas, sociales y culturales están dividas y son confrontadas por un pueblo arraigado a un pasado ancestral, con un presente donde la religión forma parte activa de la vida; pero que también es un pueblo renovado y ávido de más. Una lucha por comprenderse y hacerse comprender. Un libro que es pasión, un libro rabioso y lleno de amor, como lo es Marruecos. Taïa ha venido para quedarse. |
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