Crónicas de la bruja. La hija del roble

El camino hacia El Roble
Eva vive en el reino de Anastal junto con su madre, pero un día su padre solicita su presencia: está demasiado enfermo para volver con ellas así que ambas tienen que acudir a su lado en el reino de Llescrip. Cuando llegan madre e hija se instalan y se convierten en ciudadanas del reino de la reina Germina, por ello, al cumplir 15 años Eva, como todas las chicas del reino, tiene que servir a la reina en el palacio. Pero no todo será tan fácil, Eva es una bruja, como la reina, y lleva ocultando su poder desde que era una niña, ¿podrá seguir ocultándolo ante la reina?
Así comienza el camino de Eva que, siendo descubierta por Germina, tiene que huir del reino dejando atrás todo lo que ama para poder sobrevivir. La novela nos introduce así en una estructura que a mí particularmente me gusta, la idea del camino como crecimiento y conversión del personaje. La Eva que comenzará su aventura huyendo del reino de Llescrip no será la misma que termine la historia y a diferencia de otras novelas de fantasía, su crecimiento no se hará a base de traumas por situaciones catastróficas, la novela de Raquel nos presenta a una persona que es bruja, sí, pero que madura igual que nosotros. Todos los cambios que se producen en Eva son naturales, madurar, cambiar de vida, encontrar el amor, perder a un ser querido por el paso del tiempo. Todo ello nos muestra que no hace faltan grandes problemas para que la épica tenga su sentido épico, la vida normal ya es lo suficientemente épica.
Otra de las cosas que me ha llamado muchísimo la atención de esta novela es que no es rápida, pero tampoco lenta. Cuando comienza la historia Germina y Eva se encuentran, Eva huye sí, pero Germina no se vuelve loca buscando a la joven bruja. La argumentación para no hacerlo y el ritmo de los acontecimientos nos permiten que pase el tiempo con tranquilidad, para que podamos leer con tranquilidad el proceso de aprendizaje de Eva. Normalmente, en otras obras lo que encontraríamos sería una persecución incansable, donde el protagonista aprende a base de adversidades. Además, normalmente encontraríamos un personaje masculino…
Gracias a esta pausa podemos leer sobre el mundo, sin que la voz narradora tenga que hacer una sobrexposición larguísima describiendo el mundo y sus costumbres. Sin embargo, esto no significa que no tengamos mitología, las historias antiguas van insertas en los acontecimientos que le suceden a Eva y así, al igual que ella, nos sentamos a escuchar que pasó hace tiempo. Y gracias a esta exposición, también, podemos disfrutar con la relación entre personajes. En otras historias parece que las relaciones se tienen que dar contrarreloj antes del fin del mundo, aquí podemos ver cómo las historias de amistad, traición y amor se cuecen a fuego lento y culminan en el final de la novela.
Ser bruja no es fácil
Y, bajo mi punto de vista, todo esto no sería posible sin tres factores fundamentales. En primer lugar el aprendizaje de Eva no es un camino de rosas, y de hecho cuando llegas al final de la novela, por lo menos en mi caso, tienes cero confianza en que pueda lograr lo que se propone. Es cierto que, como es lógico, es la protagonista, apunta maneras, pero quizá su compañero, Sai, parece que tiene más posibilidades. Además, el maestro de Eva, Glixus, no la protege, ni la facilita el aprendizaje. En este sentido, es verdad que no se nos da nada nuevo, tenemos maestros extremadamente duros o protectores en otras novelas, pero la diferencia reside en que la historia del propio maestro también nos dejará enganchados.
Después, el estilo de la autora es estupendo y nos permite devorar la obra sin que lo notemos. Llevo una racha donde diferentes autores en diferentes géneros consiguen que me siente a leer sus libros y que no me mueva. En el caso de Raquel me ha pasado lo mismo, con un lenguaje sencillo y directo nos va conduciendo por la trama sin ser excesivamente puntillista, pero sin omitir detalle, y manejando un ritmo impresionante. Paisajes, sentimientos y elementos mágicos aparecen perfectamente retratados gracias al empleo de palabras nada rimbombantes ni con una invención disparatada.
Y en tercer lugar, este buen desarrollo se ha conseguido gracias a la creación de unos personajes que no nos son ajenos. Desde la reina Germina, malvada como ella sola, hasta Eva y el esto de personajes, todos tienen sentimientos y reacciones de lo más normales. No encontramos cóleras desmedidas, ni crueldades porque sí. No encontramos los típicos personajes misteriosos que parece que solo lo son para «mosquear» al lector, todos se nos presentan claros, con su parte de la historia por destapar, desde luego, pero sin ambigüedades innecesarias.
Un tema que está ahí y que se nos olvida
Lo que nos suele enseñar la fantasía épica es, normalmente, el combate entre el bien y el mal, y en este caso La hija del roble no iba a ser menos, sin embargo la clave de este enfrentamiento tan antiguo se verá de manera muy explícita en esta novela: tú eliges. Es algo que queda muy claro desde el principio y para todos los personajes, siempre hay una alternativa a lo que estás provocando y está en tu mano, no hay un destino que te impulse a ello, no hay un plan del mundo. Hay una predestinación en ciertas relaciones, pero dentro de ello, tú eliges si quieres seguir un camino u otro.
En definitiva, ¿una novela recomendable? 100% sí. Puntuarlo con un 4/5 es porque aún tengo pendiente la segunda y última parte, pero tenemos una buena trama, unos buenos personajes, escrito maravillosamente bien, y unos temas con lo que creceremos y con los que aprenderemos que siempre tenemos opción. ¡Espero os guste!

Enlace: https://ellibroenelbolsillo...