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Crítica de AlhanaRhiverCross


AlhanaRhiverCross
23 December 2020
He aquí una de las novedades de este año que más ganas tenía de leer dentro del catálogo de Onyx Editorial, tanto por ser la editorial que es, que pocas veces me falla con sus apuestas, como por mi curiosidad por conocer a Nira Strauss como autora. Antes de bucear a más en profundidad, voy a quedarme un momento en la superficie porque tengo que empezar comentando la espectacular portada con la que sentí un flechazo absoluto cuando se anunció su publicación. Como me ocurre a menudo, muchas de mis lecturas las ficho cuando la portada me parece tan increíble que siento la necesidad de conocer la historia que hay detrás y en este caso solo hay que mirarla para entenderme. Sabía que la trama estaría relacionada con la Atlántida pero poco más, porque no quise conocer la sinopsis y quizás por ello antes de comenzar a leer llevaba unas expectativas bastante distintas a lo que finalmente ha sido la novela. Para aclararlo desde el principio y que no os hagáis una idea equivocada al mirarla, Ragvala no es una historia de fantasía épica o juvenil como parece indicar ese diseño chulísimo sino que más bien es una novela romántica, new adult si queréis que especifique más por las edades de los protagonistas. Tampoco es muy exacto porque se acerca más a una historia de romántica paranormal con toques de mitología que a la fantasía pura. Una vez encuadrada más o menos en el género, paso a comentar algunos de los aspectos que más juego dan en este libro.

El argumento parte de una escena muy simple: Cora está invitada a una boda que se celebra en la playa y mientras se lo está pasando estupendamente ligando con otros invitados, aparece un grupo de tíos muy bronceados en taparrabos y hablando raro. K Leb, que encabeza el grupo de esculturas griegas personificadas y que en realidad es el príncipe heredero de la Atlántida, siente una conexión instantánea con Cora (que tiene un crush con la chica, vaya) y con eso sobreentiende que es su futura reina destinada, su amor verdadero profetizado por los dioses, su media naranjita cósmica, etc. Como a su alteza no le gustan los preliminares y lo quiere todo para ya, pasa de la fase intermedia de ligársela y conquistarla con sus ojitos azules, a los que Cora parece inmune (no como el resto de hembras humanas) y directamente se la lleva sin más a la Atlántida con él. Con las prisas, en el proceso también acaba raptada Rocío, la mejor amiga de Cora, a manos de Bra i An, el primo de K Leb, que también está muy bronceado. Total: un secuestro express, tíos cachas playeros y dos chicas muy perdidas en una ciudad mítica sumergida. Un inicio de trama llamativo, cuanto menos.

Por eso, cuando digo que no se han cumplido las expectativas que llevaba con respecto a lo que me iba a encontrar no quiero decir que me haya decepcionado en ningún sentido. Lo digo en serio, en ningún momento me he sentido decepcionada por no ser lo que yo me esperaba porque no soy ese tipo de lectora rígida que coge un libro pensando que es thriller aunque luego resulte ser terror y que se me rompan tanto los esquemas que me impidan disfrutar de la lectura. al contrario, soy tan versátil en cuanto a géneros literarios que, mira, sorpresa que me llevo desde el principio, si nos movemos dentro de unos márgenes razonables. Este ha sido uno de esos casos en que nada más empezar a leer he podido apreciar que el tono de la novela iba a oscilar entre la comedia romántica y la fantasía mitológica libre. A pesar de ese cambio inesperado, algo con lo que sí contaba era sumergirme en una buena ambientación fantástica y así ha sido. de hecho, el worldbuilding que despliega la autora es magnífico. En todo momento he podido visualizar cada escena como si se tratara de un concept art perpetuo en mi mente con las descripciones tan detalladas (que no quiero decir que saturen) que han hecho que se formaran imágenes muy intensas en mi retina. Nada que objetar en este aspecto porque la autora ha sabido llevarme a la Atlántida con más sutileza que la de K Leb y yo sí que me he enamorado al instante de todo lo que me ha ido mostrando visualmente.

En medio de esa ambientación tan lograda, aun con las múltiples licencias creativas que se pueden observar, los protagonistas van narrando en primera persona en capítulos alternos, de forma que van desarrollando toda su personalidad desde las páginas iniciales. Es más, desde el principio se les puede calar muy bien porque parten de dos construcciones personales muy marcadas. Cora es una chica de carácter potente, con las ideas muy claras sobre lo que quiere y lo que no, verbalmente combativa y con un desparpajo espontáneo que hace que rápidamente nos pueda caer muy bien. Por el contrario, no es algo que nos pueda suceder con K Leb, el heredero atlante, guerrero y secuestrador de señoritas que ordena y manda y los demás obedecen, sobre todo si son la hembra humana destinada a que sea su esposa en aras de su soberana felicidad. En otras palabras, la chica es de armas tomar en sentido figurado y el chico en sentido literal. Aunque aquí quien lleva las riendas de la evolución de ambos como dúo protagonista va a ser ella, porque tiene la importante misión de quitarle el machismo al príncipe de una bofetada metafórica en la cara con una buena dosis de mujer feminista actual de la superficie. Las situaciones que se generan con los tiras y aflojas entre los dos son tremendamente divertidas y el choque cultural se palpa en el aire porque además la autora exagera a propósito ese estancamiento en la cultura clásica en la que se ha quedado la Atlántida, chapada a la antigua. En su inmensa mayoría, los enfrentamientos dialécticos entre atlante y humana están pensados para que soltemos la carcajada fácil porque hay veces que K Leb es tan frustrante que la alternativa sería llorar de impotencia ante su cabezonería de machote, y no es plan.

Este rollito cómico imperante viene a ser lo mejor de toda la novela, con cada situación divertida que se crea entre los dos protagonistas cuando chocan sus polarizadas personalidades o cuando discuten sus versiones acerca de lo que está sucediendo entre ellos: destino sin libre albedrío, atracción sexual de polos opuestos o amor y respeto sinceros. A lo largo del libro, la evolución de cada uno y de ambos como pareja es patente e indiscutible en mi opinión, aunque quizás la de Cora quede más suavizada en comparación porque la de K Leb es brutal, como imaginaréis, teniendo en cuenta cómo empieza siendo este muchacho. También considero más destacable la evolución de K Leb como personaje arquetípico (guerrero, arrogante, muy masculino, muy príncipe él), aunque solo sea para quitaros la preocupación por si se trata de una relación tóxica con tanto machismo adquirido supurando por sus cincelados pectorales de atlante. En su caso está más que justificada su personalidad inicial porque además sirve para que podamos ver progresivamente el contrapunto que le da Cora de lo que es una relación sana, que es en definitiva el mensaje que quiere dejar bien clarito la autora cuando acabamos de leer.

Sin embargo, y por comentar un par de puntos menos positivos, voy a resaltar dos cuestiones referidas a mera trama. A pesar de que la novela es puro entretenimiento, llegue a ser adictiva o no dependiendo de gustos y momento de lectura, sí que he notado que me he salido un poco de la historia en un tramo en concreto: las pruebas. En esta subtrama, o minitrama dentro del libro, he sentido que se ha desdibujado por completo el punto hacia el que nos dirigíamos y también es cuando la novela parece ser más bien paranormal, mezclando seres sobrenaturales clásicos o fantásticos puros que me han parecido fuera de lugar en un mundo de dioses (sean de la mitología que sean). Estos capítulos consistentes en las pruebas se me han hecho bastante cuesta arriba porque, en este caso sí, la trama no iba por donde yo hubiera preferido (cuestión de gustos y expectativas, ya sabéis, porque ante todo respeto la creatividad de la autora que ha escrito la novela como le ha dado la gana). Ni siquiera las continuas interacciones de tensión y química entre Cora y K Leb lograban volverme a meter en la senda argumental porque lo que estaba pasando carecía de relevancia para mí, si tenemos en cuenta que el gran astro alrededor del que debería haber girado todo lo demás tendría que haber sido el Ragvala.

Con sinceridad, creo que esta historia pedía un “viaje de heroína” en toda regla con la búsqueda del objeto místico que da título a la novela, el que parece ser el motivo por el que se mueven en un principio los personajes y el que desencadena su encuentro -según K Leb- predestinado. Pero no ha sido así para nada, ya que al terminar nos damos cuenta de que realmente no tiene la relevancia suficiente como para merecer semejante honor de ir en portada. Es decir, el Ragvala es un elemento más de la trama, algo que funciona como motor con el que dirigirse hacia la conclusión de la historia, pero al fin y al cabo aparece poco o nada y solo de manera instrumental. Pese a esto, y aunque parezca que me contradigo a mí misma, creo que tampoco tocaría el título porque me parece súper original y atrayente y fue también uno de los motivos por las que quise leer la novela sin saber de qué iba: quería descubrir qué se escondía detrás de esa palabra misteriosa. Dicho de otro modo, hubiera preferido un cambio de trama (hacia esa búsqueda épica, un viaje de ambos personajes para encontrar el Ragvala mientras se van conociendo) antes que tocar el título, mientras que la parte central del libro con tanto elemento discordante de seres sobrenaturales y pruebas a muerte un poco metidas con calzador, me ha ralentizado bastante la lectura porque no he visto una finalidad clara a esa subtrama.

Para terminar comentando un poco de todo, es fundamental resaltar que gran parte de culpa de que esta novela me haya gustado tanto la tiene la propia autora con su gracia para narrar. No hay nada que me haga disfrutar más que un buen atracón de sarcasmos e ironías plagando cada conversación y aderezando de humor cada pensamiento de los protagonistas, y a Nira Strauss parece que esta habilidad le sale de forma natural. Ni que decir tiene que se ha convertido en una de mis autoras de referencia para seguirla a partir de ahora con todo lo que escriba porque el estilo personal se podrá modificar en base al género pero la esencia seguro que no va a poder esconderla, así que desde ya quedo a la espera de ver qué será lo siguiente con lo que me sorprenda.

Todo lo anterior se podría resumir en tres ideas básicas: estamos ante una comedia romántica ambientada en un mundo de fantasía bien conocido como es la Atlántida pero reinterpretado de un modo muy libre, mezclando varias mitologías y seres sobrenaturales. En este caso, la fantasía es algo secundario aunque forme parte del entretenimiento general pero lo que realmente centra el interés lector es el romance slow burn que se va forjando entre los dos protagonistas, ambos con voces y personalidades fuertes, carismáticos y con interacciones explosivas. No tengo ninguna duda de que esta solo ha sido la primera vez de muchas en las que volveré a leer a Nira Strauss y espero haberos convencido para que también os deis la oportunidad de descubrirla.
Enlace: https://enmitiempolibro.blog..
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