Fuego Eterno

Tras descubrir a un gran autor como Cosmin F. Stircescu gracias a la primera parte de las “Leyendas de Erodhar”, para mi ha sido un auténtico placer volver al maravilloso universo de Erodhar unos siglos antes de los acontecimientos de “La vara de Argoroth” gracias a la trepidante historia que nos presenta en “Fuego Eterno”. de nuevo volvemos a una fantasía épica que, si bien nos ofrece una trama con menos ramificaciones, no por ello es menos absorbente y además, nos demuestra de esta manera la versatilidad de un mundo que todavía presenta muchísimas posibilidades. En esta ocasión, nos encontramos con la sociedad de los orcos que, tiempo atrás, se establecieron en las áridas tierras de Khoradmar. El hecho de que la trama se centre en estas criaturas de las que anteriormente poco sabíamos más allá de su violencia y brutalidad, ya ha supuesto una grata sorpresa.

Rough es un orco mestizo que siempre ha vivido despreciado por una sociedad que discrimina y denigra a quienes no poseen sangre pura. Convertido en gran chamán del pacífico rey Torkan, tratará de liderar una rebelión en la que será complicado discernir quién es amigo o enemigo. Obligado a huir, deberá valerse de su gran inteligencia, subterfugios y la magia más poderosa que pueda reunir para escapar del gran guerrero Barghor en primer lugar; y recuperar las riendas de la situación después.

El libro nos ofrece tantas intrigas, traiciones y giros en general que es complicado resumir su argumento de tal manera que no desvelemos alguna de las sorpresas que nos tiene preparadas el autor. Me ha fascinado adentrarme en la civilización y sociedad de los orcos con sus diferentes clanes y algunas de las normas de comportamiento que ya se nos van explicando en este primer libro de lo que espero que sea una prolija saga. Aunque no sea en absoluto introductorio (continuamente están ocurriendo cosas sin tregua), me da la sensación de que al final los personajes se encuentran perfectamente posicionados para ofrecernos una historia incluso más intensa. Las batallas, como ya ocurría en “La vara de Argoroth”, las he podido imaginar con todo lujo de detalles gracias a la gran creatividad de Cosmin que no escatima en detalles violentos sin perder un ápice de su calidad narrativa en toda la novela. Además, me ha gustado mucho cómo la trama se va desvelando con saltos en el tiempo que, poco a poco, dan explicación a los acontecimientos del comienzo del libro y del comportamiento de Rough.

Respecto a los personajes, no debemos olvidar que nos desenvolvemos en una sociedad brutal, en la que la guerra y la fuerza son cuestiones altamente valoradas. En este sentido, el autor consigue aportarnos personajes adaptados a estas circunstancias en las que el pacifismo no está bien visto ni es un objetivo que traiga la gloria para los orcos. Otro de los aciertos lo supone el propio protagonista. Tras crecer en una sociedad racista en que se ha visto menospreciado, siempre ha tenido que demostrar más que los demás para sufrir algo menos este prejuicio. Pudiendo empatizar con este hecho, en algunos casos consigue que hasta “hagamos nuestra” su empresa de venganza y de intentar erradicar estas diferencias que vienen únicamente por la sangre. Sin embargo, sus propios actos y crueldad descarnada pueden generar el sentimiento completamente opuesto en otras circunstancias. Precisamente un personaje principal con tantas luces y sombras (pero indiscutiblemente carismático) es uno de los puntos más sólidos de un hilo argumental que seguro que en el futuro nos desvelará mucho más de los enigmas que aún guarda el mágico mundo de Erodhar.