El soñador imposible

¡¿Qué ha sido ese final?!

Este libro tiene que venir con un aviso de «vas a necesitar el desenlace, no lo leas antes de tiempo». Yo estaba super tranquilita leyéndolo, divagando en una trama que no es trama porque no pasa absolutamente nada en todo el libro, conociendo a los personajes, cogiéndoles cariño, sin entender a otros... No sé, fluyendo a paso calmado por la historia y, de pronto, las últimas 25 páginas son un wtf en toda regla.

Venía advertida en que en este libro apenas se avanza nada y, sí, podría llamarse como un libro puente, pero no puedo negar que es muy Maggie. Es muy... ¿cotidiano? No creo que pueda usar ese término cuando los personajes hacen cosas del todo menos cotidianas, pero es muy de ir a un sitio y a otro, perseguir a los personajes huyendo a veces, encontrando su camino otras, introduciéndonos en sus pensamientos: a veces oscuros, otras enrevesados, otras con un sentido y otras con claridad. Los personajes, la historia, sus subtramas y lo que viven todos en conjunto es MUY Maggie: lleno de una atmósfera mística y neblinosa. Y eso me encanta, me hubiese leído otras quinientas páginas más en las que los personajes hacen cosas sin hacer nada.

Los personajes todos ganan más tonos grises que la oscuridad o luz que llevaban encima antes: actúan de manera correcta y también incorrecta, luchan contra sus propios monstruos y avanzan en un millar de sinsentidos para conseguir lo que quieren. Son esa clase de personajes que arrollan por ser peculiares y envueltos en muchas tonalidades de gris.