Olalla

Nos encontramos en medio de un relato gótico con una ambientación excelente, lleno de misterio y hechos inquietantes. Un pequeño placer ideal para leer una tarde de otoño.

La llegada de un oficial escocés a un caserón decrépito situado en medio de la montaña, aconsejado por su médico para rehacer su salud, da inicio a esta oscura historia. En ella encontramos una extraña familia que le acoge para generar ingresos a su precaria economía. La única condición es no mantener ninguna relación con ellos.

La primera parte nos pone en situación a través de una descripción del entorno y de las distintas estancias de la casa llena de elementos lúgubres, como buen relato victoriano. Un retrato de una chica de una belleza perturbadora comienza a crear una obsesión en el protagonista. El conocimiento de la madre y el hijo que habitan la casa muestran a dos personajes bastante bobos, con actitudes excéntricas. Y Olalla, la hija que no se deja ver. ¿Qué misterio se esconde detrás de estas paredes? ¿Qué hay en las habitaciones cerradas? ¿Por qué se esconde Olalla?

En la segunda parte una sola mirada detendrá el tiempo y estallará en una narración llena de romanticismo, donde los sentimientos se desbocan en una exaltada demostración de amor y pasión. Olalla será la culpable de tanta intensidad, que rodeada de elementos sobrenaturales nos llevará hacia un final incierto, sorprendente y lleno de incógnitas a las que el lector dará vueltas durante varios días. ¿Cuáles son los secretos ocultos de esa familia?

Un relato opresivo, que en ningún momento decae, lleno de sutileza, que habla de lo que no se puede hablar y calla lo que no se puede decir, donde las insinuaciones, los detalles y la imaginación del lector acabarán de cerrar lo que no está concluso.

Una vez más, una lectura que ha sido una agradable sorpresa. Muy recomendable.