 |
Colección: Biblioteca del Universitario Número: 2/80 ¿Nos podemos reconocer en nuestra maldad? Creo que esta es una de las preguntas mudas que formuló el autor al crear esta novela. El extraño caso del Dr. Jekyll y el Sr. Hyde, novela escrita en 1886 y escrita por Robert Louis Stevenson, nos presenta la historia de doctor Jekyll, un hombre que, por medio de un experimento científico, crea un brebaje capaz de mostrar el lado oculto y malvado de su ser, logrando de esta manera el nacimiento del señor Hyde, un hombre cuya apariencia y acciones incita al odio y al temor por ser la encarnación de la naturaleza malvada del ser. Stevenson juega con un tópico que se remonta desde la antigua Grecia: la naturaleza dual del hombre. Bajo este premisa, Stevenson nos lleva de la mano a preguntarnos lo siguiente: Si todos tenemos un señor Hyde dentro de nosotros ¿Qué pasaría si fuera liberado? ¿Si yo pudiera desatar a aquel ser oculto que tengo dentro de mí, sería lo suficientemente fuerte como para retenerlo o, en cambio, sucumbiría ante su dominio? el británico si bien no responde a estas preguntas, sí que nos muestra algunos de los resultados de vivir sin moral ni juicio social; de cierta manera, el autor logra renovar el viejo mito de los caballos Platón para hacer algo nuevo y darle un enfoque a la importancia del bien y el mal. Así mismo, una cosa que se hace presente en esta narración, es el del uso de la ciencia: Jekyll es un científico que crea una poción para revelar su aspecto oculto, sin embargo, en una parte cerca del final, dice: "Si me hubiera acercado a mi descubrimiento con un espíritu más noble, si hubiera arriesgado al experimento bajo el imperio de aspiraciones generosas o piadosas, todo habría sido distinto" (102): de cierta manera este pequeña reflexión ya era un antecedente de la famosa frase "La ciencia no es buena ni mala, eso depende cómo la usemos y para que la usemos": de esta manera, la novela ya no es sólo una alegoría de los actos humanos, sino también un llamado a la responsabilidad científica, llamado que por desgracia parece haber sido ignorado, pues así como la ciencia ha producido verdaderos milagros para la humanidad, también ha sido la hecatombe en muchos pasajes de la humanidad. Por eso, debemos atender a este llamado de Stevenson una vez más, pues no sólo somos responsables nosotros mismo, sino también del mundo que nos rodea y de las vidas de los demás. |
>
