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Odisea cósmica es una saga en la que un Starlin anterior al que lo encumbraría con otras obras que han tenido más relevancia realiza un buen trabajo que deja vislumbrar lo que va a ser, y un joven Mike Mignola ya enseña al mundo la peculiaridad y el magnetismo de su arte, tan atípico, tan minimalista pero intenso. El libro está lleno de buenos momentos, aunque a nivel global la historia tampoco dé demasiado de sí. Pero destila ese espíritu ochentero en el que los cómics empezaban a dar carpetazo a los convencionalismos y empezaban a mostrar historias duras con personajes que, aunque heroicos y poderosos, muestran flaquezas, miserias y mucha humanidad. Esta odisea cósmica es, sin duda, un buen viaje espacial en el que los héroes no van a tener que luchar contra un villano convencional de esos que hablan y explican sus maldades, sino con un ente elemental que ni siquiera se plantea su existencia o la de los demás: la antimateria. Lo contrario de la vida. Aquello que acaba con todo. Aquello que se alimenta con la desaparición de todo lo existente. |
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