El dictador

Mucha gente tiene un pequeño dictador en casa, aunque a pocos les gusta reconocerlo porque son tan adorables y graciosos que cuesta no doblegarse a su voluntad. La característica principal de los dictadores es que están acostumbrados a ser los primeros, e incluso los únicos, en ciertas situaciones y no les gusta dar besos ni que les digan lo que tienen que hacer, como acostarse pronto o lavarse los dientes. En la calle, el dictador seduce con su sonrisa y capta la atención de los demás solamente si él quiere porque posee todo lo necesario para conseguirlo, aunque a veces resulte agotador.

Sin embargo, hay que tener en cuenta que de vez en cuando una nube negra empaña el sol tan radiante que todo dictador se merece porque sí. Como, por ejemplo, en este caso, el dictador protagonista de este simpático álbum no consigue robar el corazón de Sirkka, la niña más linda de la escuela infantil a la que ambos asisten. Porque es más fácil tener a los adultos bajo su mando, pero con los iguales ya es otra cosa.

El protagonista de este cuento de ilustraciones muy curiosas que se asemejan a la técnica del collage donde el texto aparece escrito en letras de imprenta en recortes de papel, es muy pequeño. El niño se caracteriza como un dictador al uso, con uniforme y bigote incluidos, porque se presenta como un verdadero tirano como suele suceder cuando tenemos un pequeño en casa que revoluciona nuestro hogar y nuestro tiempo libre para siempre. El autor, Ulf Stark, del texto es de origen sueco y tiene en su haber numerosos premios por sus publicaciones infantiles que han sido traducidas a más de 30 idiomas. Por su parte, Linda Bondestam, la ilustradora, aporta mucho humor y un toque totalmente original al basarse en una tipografía e imágenes de inspiración soviética que muchos padres, educadores y demás familiares que tengan un pequeño dictador en casa compartirán totalmente porque son ellos los que mandan y no podemos hacer nada para evitarlo.
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