Si te gusta la historia y la pintura, está es tu novela. Una novela ambientada en Valladolid, Venecia y Roma. El autor con una narrativa sublime nos lleva de la mano de Juana a una Valladolid del s. XVII, donde vive con su padre, un maestro de pintores que le enseñará el oficio. Un mundo de hombres donde acceder a cualquier educación era imposible. El autor nos cuenta la vida de una mujer que si no hubiera sido por la injusticia de la época, hubiera sido un Velázquez o un Tiziano. Con sus casi 600 páginas, esta historia no decae en ningún momento. Con una ambientación fantástica y tremendamente visual, disfrutas y te desesperas en una Venecia difícil de olvidar y en una Valladolid sombría y religiosa con una Inquisición siempre al acecho. Sus personajes son entrañables, hasta los villanos dejan huella. Un personaje principal (Juana) con la que he empatizado desde el primer momento y que me ha robado el corazón por su fortaleza, inteligencia y su don para la pintura. Acompañarla a lo largo de 30 años de su vida, ha sido una aventura fantástica y ya os digo que me he sabido a poco. Nuestra protagonista conocerá a Velázquez y sus conversaciones con el pintor no tienen desperdicio. Sus reflexiones con Robert -un marchante de obras de arte- también han sido una gozada leerlas. ¿Cuántas mujeres por no ser hombres no pudieron cumplir su sueño? |