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Este libro representa muchísimo en mi trayecto como lector. Fue la primer novela que leí siendo aún un niño y me dejó gratamente impresionado. Unos tres años más tarde, pude leerlo nuevamente como lectura del colegio y luego de perder el ejemplar, este año tuve la oportunidad de adquirirlo y volver a sus páginas tan anheladas. El libro relata como Fernando, un escritor acomodado que vive en Bogotá con su familia, se reencuentra con su pasado al volver a ver a su amor de juventud, Celina, una mujer que fue encarcelada luego de casarse obligada con un señor mayor que murió envenenado el día de la luna de miel. Ese pasado olvidado, vuelve de golpe para destruir la tranquilidad de Fernando, que desesperadamente busca información sobre la mujer que creía aún en la cárcel, pronto se encontrará con el alma de la mujer que ella ha registrado en un diario que la mantuvo cuerda durante los años de cautiverios y comenzará a descubrir la vida cruda e injusta que tuvo que vivir la joven Celina. En el libro, el autor desnuda el personaje desde sus más íntimos sentimientos, en una serie de cartas dirigidas a Fernando, pero nunca deberían haber llegado a sus manos. Celina es un fiel retrato de la situación real de los presos. En sus reflexiones sobre su vida, nos encontraremos de frente con el amor imposible, la soledad, el sufrimiento, la resignación y el escape. Es un libro que pienso releer muchas veces más y que recomiendo sin reservas. |
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