La carta

En 1924 Somerset Maugham escribe varios relatos ambientados en la Malasia de los años 20. Uno de estos relatos daría lugar en 1927 a una obra de teatro: La carta.
La historia, basada en un escándalo policial de 1911 en Kuala Lumpur, es vibrante y escrita de un modo tal que hace que te traslades a esa Malasia polvorienta y colonial llena de contrastes; dio origen, además, a dos adaptaciones cinematográficas: una en 1929 y la que yo conocía, de 1940, con una Bette Davis en estado de gracia a la que no he dejado de ver cada vez que Leslie aparecía, regalándonos una dosis extra de gracia y elegancia, dotando a su personaje de esa magia y magnetismo que ella destilaba.

Dicho todo esto confesaré que recordaba perfectamente la película, pero eso no ha sido ningún impedimento para que disfrutase esta obra, tan bien escrita que te la bebes como ese whisky con soda que sale entre sus páginas. ¿Conocía el final? Sí ¿Me ha importado? Ni lo más mínimo pues, una vez la he empezado, he preferido aparcar cualquier otra tarea hasta haberlo terminado. Sí, me ha enganchado. del todo. Por si no habéis visto la película (hacedlo en cuanto terminéis la lectura), os adelanto que la esposa del dueño de una plantación mata a un hombre que entra en su casa cuando está sola y ha de enfrentarse a una acusación de asesinato. Cuando una carta que no debería existir aparece, todo cambia.