 |
He leído algunas reseñas de lectores de esta novela que se limitan a escribir: “una mierda” o “un panfleto”. Yo voy a prescindir en mi reseña de cualquier valoración política por dos razones: una, porque esto es una plataforma para hablar de libros (acabo de recordar a Umbral 😊) y la segunda, porque el autor es tan libre de reflejar sus ideas en su obra como yo de leerla. Después de este inciso debo decir que Victus me ha hecho disfrutar enormemente. Con una prosa ágil el Sr. Piñol nos cuenta las vicisitudes de un ingeniero poliorceta, primero aprendiendo el oficio en Francia y posteriormente durante la Guerra de Sucesión española y la definitiva toma de Barcelona. El libro tiene humor, aventuras, violencia, amor, pero prescinde de personajes maniqueos. Esa es una de las grandes virtudes de la novela: éstos están siempre anclados a tierra. No existe el gran héroe, ni ese amor tontamente romanticón de muchas otras novelas. Todos los personajes están formados por claroscuros y eso ayuda enormemente a empatizar con ellos. El mismo protagonista es el total antihéroe que, antepone su vida al honor y a la lealtad, como haríamos la mayoría de nosotros si nos encontráramos alguna ocasión entre la vida y la muerte. Ni tan siquiera las explicaciones de las técnicas de asedio y defensa se hacen pesadas. Muy al contrario, son muy útiles para meterte en ambiente y comprender mejor las acciones de los personajes. de todos modos, si te gusta la historia, es un libro para leer con el móvil al lado. Es un ejercicio interesante ir buscando información de los personajes y hechos de la novela mientras la estás leyendo. No sé si el autor ha alterado (como por otra parte hacen muchos novelistas) los hechos históricos a su conveniencia ideológica, pero “francamente, querida, me importa un bledo”. Creo que la lección que se puede extraer no es si un territorio tiene una legitimidad que otros le niegan o si tal bando fue más cruel que otro. No es cuestión de buenos o malos. En mi opinión, lo que se pone sobre el tapete es lo que han tenido que soportar generaciones y generaciones de padres, de hijos, de hermanos y de amantes por culpa de unos dirigentes que desde seguros y confortables púlpitos les han arengado y dirigido, de acuerdo a volubles intereses, hacia la muerte y el sufrimiento. ¡Qué más da si se trata del Rey de Francia, del de España, de los “felpudos rojos” catalanes o del dictadorzuelo de turno! La sangre y las lágrimas siempre las han puesto los mismos. A este respecto, los dos últimos capítulos son demoledores. En resumen, que le voy a poner 5 estrellas como 5 pianos, sobre todo, por lo bien que me lo he pasado. |
>
