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Volvemos a adentrarnos en la solitaria gasolinera, donde nos encontraremos con Matt Lucas, un tipo bastante enigmático, con un toque bromista un tanto peculiar. Un sorprendente descubrimiento bajo una cabina, le llevará a una intrépida aventura, donde nada será lo que parece. Los misterios y secretos envolverán a este personaje desde el comienzo. Se enfrentará a situaciones difíciles y peculiares, pero nunca desistirá en su afán por ser una persona normal y tranquila. Nos adentramos en una novela un tanto peculiar, su protagonista no es un santo precisamente, se meterá en más de un lío y eso le traerá consecuencias. Hará un descubrimiento que le cambiará un poco su vida y la manera de protegerse, cuando más cómodo se sentía, algo volverá a cambiarle la vida. La narración te atrapa, pone misterio desde el comienzo y al ser la segunda parte ya conoces a sus personajes y hace que todo fluya. Es cierto que podría mejorar la narración cuando cambia de personajes, en algunos momentos no sabía muy bien quien es el que estaba narrando y me hacía salirme de la historia. Lo que más destacaría de los personajes, que aunque ya los conocía del primer libro, siguen teniendo secretos por descubrir y nada es lo que parece, aportan enredos a la trama. Los escenarios son básicos, aun así, están bien creados y son descriptivos cuando sucede algo, pero sin pasarse, consigue captar tu atención sin aburrir. Me ha encantado, una vez más su autor ha conseguido que me adentre con facilidad en la historia, quitando que me perdía un poco con el cambio de personajes, he disfrutado mucho. Destacaría las pinceladas de humor, la manera tan peculiar de tocar ciertos temas, la capacidad de atrapar y los giros inesperados. Si estáis buscando una novela de suspense, que te atrape y te sumerja en una historia distinta, esta es vuestra novela, os la recomiendo de corazón. |
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