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El premio Gran Angular de este año trata sobre una realidad tan cruda y tan de actualidad,que es imposible que no conmueva al lector. A través de los ojos de Isata y Dibra, veremos la realidad que se esconde tras las verjas de un campo de refugiados. Su día a día, sus incertidumbres, sus miedos y todo a través de los ojos más puros que existen, los ojos de un niño. Sentimos la voz de Isata a través de cada palabra y eso que la pobre,perdió su capacidad de hablar en algún momento de esta tragedia que es llegar a un campo de refugiados. El libro tiene 175 páginas que se pasan en un suspiro, porque no puedes parar de leer. El lector no va a poder seguir con su vida sin saber que será de nuestros personajes. Porque no solo tenemos a Isata y Dibra, tenemos todo un abanico de personajes que conocer y ver su vida de refugiados. Una historia catalogada de juvenil, pero que cualquier lector puede disfrutar y sacar reflexiones. Porque la vida que tanto valoramos puede desaparecer tras cruzar una frontera. El único pero que le puedo poner , es que me he quedado con muchas ganas de más. de saber cómo sigue todo, de ver cómo continúan sus vidas. Si después de tanto dolor y pérdida, consiguen encontrar su lugar en el mundo. Una historia muy dura y real, que por desgracia ocurre día a día. Y que gracias a este libro, se nos acerca y nos hace reflexionar. |
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