Los que escuchan

Dos hermanas muy diferentes con un mismo pasado, un niño con autismo, una anciana con Alzheimer, o una activista medioambiental (imitación mal disimulada de Greta Thumberg) son algunos de los miembros de este complejo elenco que Diego S. Aguilar plantea en Los que escuchan, una historia desarrollada en una sociedad distópica donde los países aparecen representados como alegorías y hacen todo lo posible para el mundo siga por el camino que ellos quieren. Por si fuera poco, existe un ruido que solo determinadas personas puede escuchar, una especie de advertencia celestial asfixiante que los médicos identifican como estrés, pero que altera y perturba a la gente del primer mundo.

Cuando me topé con este libro, debo reconocer que la premisa me pareció desde un principio muy original y conforme iba leyendo encontré la trama muy interesante. Este tipo de historias que fluctúan entre lo real y lo ficticio, donde el contexto temporal no está definido y la ansiedad por el futuro oprime a los personajes, suele funcionarme bastante bien. Sin embargo, creo que no ha llegado a mi en el momento adecuado para valorarla como se merece.

El autor ha dado vida a un libro extenso y complejo comprometido con la crisis climática, con un profundo calado político, que trata temas variados como la locura, el desarrollo tecnológico, el capitalismo, el lenguaje, las relaciones familiares... Es una novela sobre diferentes tipos de ansiedad que logra generar ansiedad.

A todo ello se suman múltiples referencias culturales, la casi total ausencia de diálogos, acciones insignificantes que se dilatan con descripciones realmente abrumadoras, y pensamientos que, al menos a mí, no me llevaban a ninguna parte.

A pesar de todo, he de admitir, que la pluma del autor resplandece con poesía hasta la última página. Sin duda, eso es lo que me ha permitido seguir leyendo. También me han gustado bastante los capítulos dedicados a Esperanza y Asunción (mucho más que los dedicados a Francia), y algunas escenas relacionadas con Ulises donde trataba de encontrar la realidad histórica tras el dichoso ruido. Creo que tenía un fuerte componente metafórico. Además, he admirado notablemente los fragmentos donde se hablaba de arte o de la obra de artistas como Mark Rothko.

Los que escuchan ha sido, en definitiva, uno de esos libros que te dejan un sabor agridulce. al llegar a la última página me sentí aliviado y cansado del esfuerzo que había hecho para no perderme en la trama y en la marea descriptiva. Sigo pensando que es una gran historia muy relevante para la actualidad y que la prosa de Diego S. Aguilar es inteligente y remueve por dentro, pero a veces los libros no llegan a nosotros en el momento indicado. Quizá en un futuro pueda volver a darle otra oportunidad para extraer toda la magia que contiene. Nunca se sabe si yo seré el próximo en escuchar el ruido.