 |
Iba con muchísimas ganas, ya que llevo años con ganas de leer este libro por las buenas críticas que recibió en su momento y lo novedoso del mundo planteado siendo un libro juvenil. Además, con mi fobia a los saltamontes, este libro pintaba muy bien para mí, pero no. La historia de cómo sucede todo me ha parecido que estaba muy bien construida y argumentada, y me pareció sumamente interesante el porqué o para qué apareció este experimento, pues se me hacía creíble y realista. El ritmo de la novela es muy ágil, ya que los capítulos son tan cortos que es imposible parar. Pero Los personajes no terminaron de convencerme. Algunos me llamaban la atención más que otros pero no logré empatizar ni siquiera coger cariño a algunos, y eso dificulta mucho las cosas. Me parece genial que el autor quiera meter el tema de la orientación sexual en su historia pero para mí no estuvo bien llevado y se me hizo forzado e innecesario, quizás mejorando ya en el epílogo. Pero sin duda lo que me hizo disfrutar menos de la lectura, haciéndola incluso tediosa, fue la repetición constante de datos que ya sabíamos, de datos que ocurrían unos capítulos atrás, de adjetivos que se dicen cada vez que se menciona un nombre concreto, etc. No es un problema gravísimo pero resta muchos puntos, ya que la novela en sí no está mal pero tampoco es una maravilla, pues ni siquiera te hace pasarlo mal con esos insectos que, al menos yo, esperaba que me diesen miedo. |
>
