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Es una novela que pretende ser humorística, pero que falla en su propósito. El personaje principal, Don Tillman, es un profesor universitario con serios problemas de socialización, pues no sabe interpretar los mensajes implícitos y se expresa sin tino. Es una especie de Sheldon Cooper. Este genio de la genética socialmente torpe está buscando pareja, y para eso crea un cuestionario que publica para recoger “candidatas”. Hay un matrimonio de amigos, Gene y Claudia, que lo aconsejan en su búsqueda. Gene es un mujeriego sexópata y Claudia lo aguanta. Creo que hay elementos que hacen fracasar la novela en varios sentidos. Primero porque Don es demasiado estereotipado y se nota que el autor fuerza las conversaciones para que diga lo que “se supone” tiene que decir alguien como él. Falta naturalidad y sorpresa. Lo otro es que el humor se ve poco, las escenas graciosas en realidad no lo son tanto y tampoco logran transmitir la frescura que se busca. El ejemplo más claro de esto es la escena de la lucha de Don con el padrastro de Rosie, su amiga especial. Se supone que el problema de Rosie con su padrastro surgió porque no la llevó a Disneylandia como se lo había prometido cuando niña. Don y el tipo se pelean por eso. Ocurren cosas poco creíbles, como un viaje de Australia a Nueva York para conseguir unas muestras de ADN, o que Don se convierta de la noche a la mañana en un fantástico garzón y barman. El problema es que el lector nunca termina de comprender si todo es una farsa, como en las novelas de Jonas Jonasson, o en realidad es el relato de una historia verosímil. Si lo primero, falta humor y creatividad, si lo segundo, la historia cae en demasiadas incoherencias. En todo caso para ser un debut literario no está mal. Pero le falta para ser una buena novela.
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