El perro vagabundo

Hubo un tiempo en el que los cuentos infantiles se vendían como rosquillas en nuestro país. Su popularidad era enorme. Los había de todos los tamaños y gustos. Troquelados, con regalo incluido, de nuestros personajes favoritos de la tele o de los tebeos, de tamaño chiquitito, enormes, en tapa dura o blanda… Hoy en día son una pieza codiciada de coleccionista, siendo los más antiguos los más valiosos como cabe esperar. Los niños de hoy en día tienen donde elegir, aunque son los padres quienes seleccionan el cuento que puede ser apropiado para el infante. Más que nada porque hoy en día, los cuentos ilustrados son un artículo de lujo.

Eso nos lleva a comentar la edición y contenido de El perro vagabundo, una obra de Marc Simont, autor parisino de padres catalanes nacido en 1915, que publica la barcelonesa Editorial Corimbo, especializada en libros infantiles. Sin duda, El perro vagabundo es un libro de gran calidad- Está editado en cartoné con sobrecubierta y a un tamaño de 220x280 cm, y con un papel satinado de gran clase. El hecho de llevar sobrecubierta, que esconde la misma imagen en su interior, justifica sobre manera que tilde a este cuento de artículo de lujo, más para conservar con mucho mimo que ofrecer a un niño pequeño susceptible a destrozar un libro (aunque hay niños muy cuidadosos, hay que decir).

Corimbo ha publicado El perro vagabundo en en castellano y en catalán, siendo la primera a la que nos referimos. Si el continente es fabuloso, el contenido también tiene trazas de obra de arte. Marc Simont despliega un bello apartado artístico a base de acuarelas y crayones para ilustrar esta sencilla historia basada en otra real. Según se nos dice en el texto de la solapa, El perro vagabundo tiene su origen en 1983, cuando Marc Simont supo la conmovedora historia de su amiga Reiko Sassa sobre la adopción de un perro vagabundo. El autor tardó más de quince años en encontrar la manera de compartir el relato y capturar la esencia de este hermoso libro ilustrado.

Quince años se nos antojan muchos, para una historia conmovedora pero muy breve (32 páginas con ilustraciones a página doble y texto mínimo). El argumento es el que sigue: unos niños encuentran un perro durante una merienda campestre con sus padres. Cuando se van, y hasta el regreso días después, no pueden dejar de pensar en el juguetón can. Cuando deciden llevárselo con ellos, uno de la perrera se lo quiere agenciar. Los niños usarán una argucia extremadamente ingeniosa para “engañar” al de la perrera y así poder convertir a Willy en uno más de la familia.

Da la casualidad de que tengo un perro (perra más bien) que es idéntico al mostrado en el cuento de Marc Simont. Sé lo que es querer a un chuchete, lo que se les echa de menos cuando no están a nuestro lado, la compañía que nos hacen en todo momento y el cariño incondicional que nos dan. El autor ha dado en el clavo en El perro vagabundo, culminando la historia con una estupenda página en la que se ven a los amos con sus mascotas.

Los valores que nos muestran en este relato son los que hay que inculcar a un niño, el de querer y respetar a un animal (o una persona), por lo que recomiendo enormemente El perro vagabundo. Un cuento maravilloso.