Los Románov: 1613-1918

Este libro es un viaje extraordinario a la historia de la familia Románov, desde sus orígenes en 1613 hasta el fin de la dinastía en 1918. Es un libro denso, bastante largo (más de 800 hojas), con cientos de pies de página y muchos datos, nombres que se repiten, guerras, odios, por lo que, no es una lectura fácil. Es decir, se requiere tiempo y paciencia para avanzar a través de sus capítulos y a través de tres siglos. Pero puedo confirmar que cada momento invertido en este libro ha valido la pena, y el año que me tomó terminarlo (inicié en marzo y terminé en diciembre de 2019) ha sido un pequeño triunfo: al concluir un texto que es largo y que ha demandado tanto, pero que ha tocado ciertas fibras, como lector uno no puede sentirse más que contento y orgulloso.

Tanto el inicio como el cierre del libro me parecieron extraordinarios –el autor abre con un prólogo que señala los paralelismos entre el comienzo de la dinastía y su fin: en 1613, un jovencito, Miguel Románov, huía por Rusia en medio de una época de turbulencia y fue perseguido hasta que aceptó ser zar, y en medio de muchos temores y dudas fue coronado y llevado al trono; en 1918, Alexis, hijo de Nicolás, fue sacado del trono y trasladado por varias ciudades de Rusia hasta llegar a Ekaterimburgo, en donde fue asesinado junto a sus padres y hermana. El dramatismo de estas escenas históricas es impactante y el paralelismo entre el comienzo y el fin de una familia puede resultar algo aterrador, más aún porque fue verdad y porque, la historia de la dinastía puede considerarse así: dramática, mística, llena de excesos y pasiones desbordadas.

Como todo, el texto de Sebag Montefiore resalta los aciertos y debilidades de todos los monarcas, tanto en su gobierno como en su vida personal. Sin duda, resulta revelador conocer las historias de grandes líderes como Pedro el Grande, Catalina la Grande o Alejandro II, con personalidades fuertes pero también con debilidades hacia el alcohol o el sexo, que si bien como tal no afectaron su reinado, si marcaron sus vidas y a su descendencia. El autor recoge fragmentos de cartas e incluye citas que revelan íntimamente a estas figuras del mundo occidental, que crearon un imperio pero que tenían desde aficiones hasta fetiches que aun hoy pueden ruborizar a más de uno. Cabe señalar que hubo también monarcas más rígidos, más alejados del esplendor de la corte y que buscaban instalar una disciplina férrea en el gobierno.

Debo reconocer que en lo personal, me hubiera encantado conocer aún más sobre la vida íntima de la corte rusa y tener mayor detalle de los chismes y rumores de estos grandes personajes (de hecho, creo que en parte por ello no le di 5 estrellas aunque probablemente reevaluaré mi calificación porque esto no es una revista de “cotilleo”). Pero en retrospectiva, el autor hizo un extraordinario trabajo al balancear la información histórica con vistazos a la vida íntima de los zares y sus parejas o concubinas para que no dejara de ser un excelente trabajo histórico que al final, logra hacer entender al lector la evolución de la historia en Rusia, la autocracia y las causas que desembocaron en el descontento social y en la Revolución Rusa que llevó al fin de la dinastía Románov.

Si bien los últimos zares no eran santos ni personas irreprochables (la zarina Alexandra me pareció odiosa y Nicolás un hombre que no quería ser rey, quizá demasiado noble y al mismo tiempo soberbio que no pudo leer las señales de cambio que se le exigían), lo cierto es que su fin es retratado por el autor de una manera conmovedora. A pesar que el asesinato de los Románov ya es un lugar común en la historia, ampliamente conocido y documentado y presentado una y otra vez, en verdad que estuve a punto de las lágrimas al revivir los últimos días de una familia, con unos padres que esperaban vivir junto a sus hijos e hijos que conservaban cierta inocencia y alegría de vivir, pese a sus circunstancias.

Sin duda, creo que este cierre, emotivo y objetivo al mismo tiempo, fue el que me convenció que estaba ante un libro fundamental sobre la dinastía Románov y sobre la nación rusa: Sebag Montefiore también va dejando pistas y rastros sobre los elementos y características del alma rusa que explican mucho del tipo de gobierno que han tenido y que posterior a la caída de los zares, llevaron al poder a los bolcheviques; fraguaron una figura como Stalin; y finalmente, han puesto en el poder a una personalidad como Putin. ¿Es acaso, que la historia se repite y los países buscan, consciente o inconscientemente, un cierto prototipo de gobierno?

Por último, doy crédito a que este libro me ha hecho querer leer más sobre Rusia, para explorar más a fondo en las personalidades de Pedro y Catalina, así como otras novelas de fantasía con inspiración rusa que tengo en mi lista por leer, y revisitar algunos de mis clásicos favoritos, incluyendo a Tolstoi y Dostoievski.