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Voy a olvidarte de Brenda Simmons; la verdad es que me gustan mucho las historias de ésta autora y sobre todo la seguridad y el talento de sus protagonistas femeninas, que para mí ya se ha convertido en su sello. Y obviamente en este libro no podía faltar; Dana Michel le ha puesto color a su vida y a cada muro de Heaven Hill desde que tenía cinco años. Una niña con demasiado talento para el dibujo y con muy poca paciencia para seguir las reglas. Así que ha sido arrestada una y otra vez por plasmar su Arte urbano en propiedad privada, hasta que a sus dieciséis años el juez decide encarrilar su talento enviandola a la Universidad de Boston a estudiar arte. Ahora al final de su carrera y siguiendo sus viejas costumbres de hacer graffitis a altas horas de la noche, a escondidas no solamente de la Policía, si no también de su hermano mayor Matthew, quien la ha mantenido con sus diatribas jurídicas, siempre lejos de las rejas. Tiene que salir huyendo cuando la Policía hace una redada y alcanza a arrestar a sus amigos, para no meterse en serios problemas. Y decide entrar por una ventana abierta de un solitario edificio; una vez allí se sorprende de encontrar en sus muros, hermosas obras plasmadas. Pero la verdadera sorpresa es encontrar una pareja en una situación comprometedora, y las sensaciones que le despiertan en su interior por el espectáculo. No puede sacar de su cabeza la imagen de ése hombre y decide pintarlo, para su trabajo final de la Universidad, sin saber que será juzgado en el concurso por un talentoso y atractivo pintor...Duncan Rush. Duncan es un hombre frío, que sólo le interesa su propio placer; pero en el fondo es sólo un artista atormentado por sus fantasmas, así que cuando recibe una dura y acertada crítica de una de sus obras, se interesa por la intuición de su autora, pero cuando la conoce en el concurso de la Universidad, algo en su interior cobra vida de nuevo |
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