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Adriana tiene el sueño de irse de Erasmus a Roma, estudia historia del arte y es una apasionada de la cultura romana. Con ayuda de su hermano Óscar prepara su año de estudios en el extranjero, con mucha ilusión y algo de miedo. En el avión conoce aun chico guapo, elegante, divertido y un apasionado de Disney que hace que su corazón lata muy fuerte pero que sabe que no volverá a encontrarse con él. Una vez en Roma se hace muy amiga de Lucca y yéndose de fiesta con él, descubre que el encantador desconocido del avión se llama Fabrizio y es el mejor amigo de Lucca. A partir de ahí se crean todas las situaciones que harán que Adriana viva una autentica montaña rusa de sentimientos y la mayoría no son bonitos. Entre Fiorella, Pía y Carolina se encontrará en situaciones nada fáciles para poder seguir adelante y ser feliz. La novela es rápida, fresca, ligera, entretenida y muy bonita. Adriana es una persona sencilla y buena, que es feliz con poco y que intenta no hacer daño a los demás. Pero esa forma de ser que llama tanto a unos despierta muchas envidias en otros. Menos mal que tiene siempre a su lado a Lucca, que es un amor y, que la ayuda en todo lo que puede. Fabrizio tiene muchos problemas personales, su familia es su peor enemigo y Adriana despierta en él algo que llevaba mucho tiempo dormido. Oscar es el hermano perfecto, devoto y cariñoso que se desvive por su hermana pequeña. La forma de narrar de Raquel me encanta, tiene una forma de transmitir que lo hace muy personal, como si estuvieses con una amiga. La novela es bonita y tierna, tanto que eché mucho en falta el momento karma y también me hubiese gustado ver un poquito más de los protagonistas, Lucca y Óscar. |
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