La llama de Focea

Han pasado 24 años desde el primer caso que resolvieron juntos Rubén Bevilacqua y Virginia Chamorro, casi nada. Se nos están haciendo mayores, como también lo hacemos los lectores y el autor.

Si hecho la vista atrás, me acuerdo de esos primeros libros con poco más de 300 páginas que se me hacían cortísimas. Ahora la escritura del autor no tiene nada que ver con la de entonces, como tampoco los argumentos, nunca han estado alejados de la actualidad, pero desde hace unos cuantos libros, se podría decir que, en sus novelas, el crimen casi es lo de menos cuando los escenarios son la corrupción política, la guerra de Afganistán, la delincuencia en el Campo de Gibraltar, o incluso ETA, como en su anterior novela.

Y en esta nueva novela no lo es menos, el autor, con la excusa de resolver el asesinato de la hija de un expolítico y empresario catalán nos lleva a adentrarnos en los derroteros del independentismo.

Volvemos a encontrarnos otra novela reflexiva donde Bevilacqua recordará con nostalgia la Barcelona del sueño olímpico, esa que le acogió y donde cosechó tantas alegrías y tristezas. Una Barcelona tan diferente a la que se encuentra en el otoño de 2019 incendiada por la rabia.

Pero que no se nos olvide, tenemos un crimen por resolver, una muchacha de poco más de 20 años ha sido asesinada mientras hacía el Camino de Santiago y todo el equipo de la OCU se trasladará a ese idílico paraje y se dejará la piel para que su muerte no quede impune con una investigación, como siempre impecable.

Ya sabéis que con Silva soy incapaz de ser imparcial, aún así tengo que reconocer que el crimen, con un trasfondo social tan importante, casi pasa desapercibido entre el trasfondo que lo rodea. bueno, y que falta algo de ritmo en la historia, en mi caso me da igual, me encanta disfrutar de cada página, yo ya busco otra cosa en su lectura, pues tengo claro que estos últimos libros son mucho más que simples novelas negras.
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