Diez días de junio

Estamos delante de la que seguramente es la mejor historia del inspector Mascarell y a la vez, la más dura. Incluso podríamos decir que el libro fluctua entre la novela negra y el realismo por el retrato frio sin ambages de ningún tipo y llamando cada cosa por su nombre de lo que suposo los orfanatos, los llamados "manicomios" y el trato cruel y desgarrador que sufrían sus internos y en muchos casos los abusos sexuales perpetuados muchas veces por sacerdotes y la total impunidad en que quedaban.

La historia en si, es un nuevo caso pero que esta vez no le cae encima sin saber casi ni como ni cuando al protagonista, si no que es el exinspector Mascarell quien cae de cuatro patas en él, investigando a un pederasta que él detuvo y encarceló. A partir de aquí y gracias a un antiguo compañero ahora convertido en uno de los primeros investigadores privados debe investigar con su característico estilo de ir tirando el hilo, esta vez para evitar que lo culpen a él por un delito que no cometió.

Gracias al nuevo personaje que tiene una moto con sidecar, por primera vez Mascarell sale de Barcelona permitiendo que se rompa la rutina de calles conocidas visitadas a golpe de taxi. Este personjae ya daba entender una salida para el futuro (tal y como ha sucedido en posteriores entregas) para que las historias ya no tengan que estar siempre relacionadas con el pasado del exinspector y poder abrir a nuevo tipos de casos y dar un aire fresco a la serie.

PD: Para quien lo quiera leer y le afecten escenas fuertas y desagradables o se afecten con algunas situaciones, no es el libro más apropiado, como indiqué, el autor no quiso dejar tinta en el tintero como se dice habitualmente.