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Azami es una flor bella pero inabordable, cubierta de espinas puntiagudas que la convierten en algo que es digno de admirar desde la distancia. Azami es misterio. Todos tenemos una flor que nos recuerda a la infancia. En mi caso son, sin duda, las amapolas. Esas flores furiosas que nacen en la tierra sin remover, salvajes, indomables. Como somos todos cuando aún no nos ha golpeado la vida. La infancia nos prepara para el futuro pero lo que nadie nos cuenta entonces es que el mañana nos depara constantes sorpresas sobre nosotros mismos. No somos la misma persona a los veinte años que a los treinta. Por suerte o por desgracia. Creemos conocernos y conocer a los demás, a esos con los que aprendimos a dar los primeros pasos en esto de vivir. Pero un encuentro fortuito puede cambiarlo todo, la imagen que guardamos en nuestra memoria de aquellos a los que amamos puede destruirse o hacerse más fuerte. Y corremos el riesgo de enamorarnos de nuevo de esa flor que nace entre la maleza, de esa flor misteriosa que se hace fuerte con las lluvias de la primavera. |
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