Si Venecia muere

Lo primero que me llamó la atención del libro fue el tacto, un tacto suave y agradable, que , unido al tipo de letra y tamaño utilizados, me daba gratos indicios de que era una edición cuidada y que demostraba su amor por el detalle y los temas tratados en su colección. En este caso hablamos de historia del arte, arquitectura, turismo y en el caso del que se ocupa, la terrible combinación de estos elementos para la histórica ciudad de Venecia. La ilustración de la portada ya nos da una pista de la visión de Salvatore Settis sobre la sobresaturación turística de la Serenísima, podemos observar que “algo” poco a poco va deteriorando la idílica postal que todos conocemos tras haberla visto en innumerables películas y folletos turísticos.
Sin embargo, quien espere encontrar una lectura amena y fluida se va a decepcionar, porque la obra es una recopilación de varios textos propios del autor, relativos al deterioro de la ciudad, causas y posibles soluciones, aglutinados con acierto eso sí. Es un texto denso, de estilo académico, donde Salvatore demuestra su conocimiento del tema, que además se nutre de numerosos términos técnicos y latinismos que personas ajenas al área de estudio, podrían tener dificultad en entender. En mi caso estaba algo familiarizada con ellos por haber cursado estudios de Turismo y Patrimonio, pero ello no quitaba para que mi lectura fuera pausada, en parte por la necesaria asimilación de información, en parte por las reflexiones que el autor lanzaba en su argumentario. Si bien el libro se centra en el caso de Venecia y su problemática particular, no se limita a ella, hace mención a otras ciudades con similar situación y durante su lectura, al enumerar ejemplos de perjudiciales actuaciones, me era imposible no buscar en mi memoria ciudades conocidas en las que pudieran darse también esas situaciones…
Al término de la obra, el espíritu pesimista que sobrevolaba la obra con su enumeración de equivocaciones, malas prácticas o simplemente dejadez, va disipándose cuando el autor sugiere soluciones al problema de Venecia y ciudades históricas con problemas parecidos; algo que me alegré de ver, que no fuera una simple lista de desafortunadas acciones pasadas o futuras, sino también propuestas, ofreciendo un hilo de esperanza.
El libro nos plantea una seria autorreflexión sobre cómo participamos en ese círculo vicioso del turismo masificado, nos lleva a pensar si ese modelo, que arrasa ciudades cual invasiones bárbaras de antaño, es el adecuado para esos mismos lugares que soportaron guerras, catástrofes naturales y el natural paso del tiempo con mayor aguante. ¿Seguro que queremos destrozar quitando el alma a tantos sitios únicos e irrepetibles?
Esta lectura la estimo recomendada para todo aquel que tenga un mínimo de aprecio por el patrimonio histórico-artístico, para que, viendo el ejemplo de la hermosa ciudad antigua de Venecia, procure promover o practicar un modelo de turismo más sostenible que evite propagar esa plaga de homogeneización y banalización que parece imponerse por todo el planeta.