Juguetes de niño sádico

Juguetes de niño sádico es un buen ejemplo de lo que puede llegar a pasar cuando el entorno, la familia y las circunstancias no son las adecuadas. Sí, es una novela y es ficción, pero es asombroso la cantidad de veces que la realidad la supera.
Myriam, la protagonista de esta historia, acaba de perder a su abuelo que era la única pieza coherente en una vida totalmente deshecha. Un padre ausente, una madre egoísta, un hermano drogadicto y un trabajo que la sobrepasa, serán algunas de las cosas que harán que Myriam acabe completamente perdida. Y es que el refrán, “a perro flaco todo son pulgas”, gana peso en esta historia cuando aparece Alain. Guapo, divertido y maravilloso en la cama, pero con un enorme cartel de “peligro” en la frente que ella ignora en un principio, pero con el que acaba topándose de pleno. La historia de Alain por otra parte, es digna de estudio también.

Será Laura, la mejor amiga de Myriam, la que tras encontrarla en un estado nefasto, la empuje a irse lejos durante un tiempo. Una tía de Laura, le ofrecerá a Myriam la posibilidad de pasar un tiempo en Granada y en este nuevo entorno, ya lejos de todo lo tóxico que la rodea, conseguirá empezar a ordenar sus ideas, a tomar decisiones y a priorizar. A priorizarse. Además conocerá a Eric y Raúl, que a mí me han encantado y que, quizá sin darse cuenta, la ayudaran a descubrirse a si misma.

La pluma de la autora es sencilla y ágil, y esta narrado en primera persona y pasado. Es un libro cortito que, si te engancha, como ha sido mi caso, se lee del tirón. Yo lo recomiendo totalmente porque de vez en cuando esta bien leer algo que no sea todo luces y purpurina, que te de un par de pinceladas de lo que es la vida. Puede (ojalá) que no sea tu caso, pero sí el de muchas personas.

Por último quiero agradecer a Babelio y a la editorial Alberdania el envío del ejemplar a través de Masa Crítica.