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Seda blanca, fuego malva es una historia de fantasía steam-punk que he disfrutado de principio a fin. Lo primero que me atrajo, además de que está escrito por Marta e Iguazel (siempre he leído buenas opiniones de ambas como escritoras), es que está ambientado en la cultura asiática. Esto y los toques steam-punk llamaron mi atención, y me han sorprendido para bien. Es cierto que al principio, como me pasa en cualquier libro o manhua/manhwa, me ha costado un poco hacerme con los diferentes nombres de personajes y lugares, pero conforme avanzaba en la historia todo se iba haciendo más fácil, tanto es así que por temas personales tuve que aparcar la lectura durante semanas y hasta hace unos días no he podido retomarla. Pocos días que me ha durado el libro. Sus más de 600 páginas pueden imponer al principio, pero está bien gestionado, de tal manera que los capítulos van variando entre personajes (cada uno con su punto de vista) y no se hacen largos. El wordlbuilding me ha fascinado. Una mezcla de diferentes lugares y culturas, todo mezclado con la magia y la importancia de las máquinas. pero si hay algo que quiero destacar son los personajes. Muy completos, diferentes entre si y que evolucionan a lo largo del libro. También las relaciones que se crean entre ellos. No quiero terminar la reseña sin hablar de la edición, muy cuidada, con mapa y árboles genealógicos de cada familia real y con una estética diferente separando la narración de la historia de las cartas que se pueden leer a lo largo del libro. Muy contenta con esta historia que recomiendo mucho y con ganas de volver a leer a Marta e Iguazel, ya sea juntas o por separado. |
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