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En 1.947 muchos países africanos eran colonias de diversos países europeos. Países que consideraban que “gracias a ellos” África había evolucionado y que además sin ellos los africanos no podrían saber vivir, porque eran unos seres inferiores. Ese año los ferroviarios de la línea Dakar-Bamako (autodenominados “Trozos de madera de Dios” se declaran en huelga. Una huelga con la que pretenden obtener una igualdad respecto a los empleados blancos. Fue una lucha de clases, de razas, anticolonialista y en las que las mujeres también tuvieron un papel importante. Sembéne nos teje una historia repleta de distintos personajes en la que la lucha, el hambre, el dolor, la determinación, la violencia, la no violencia, los derechos… van recorriendo su telar. Hay momentos duros en que necesitas dejar el libro, hay momentos en los que te sientes dentro de una marcha, un juicio… como si pudieses escucharlos delante de ti. “Tal vez era Dejean quien menos esperaba esta crisis, pero al mismo tiempo era quien menos la comprendía. Una discusión entre empleadores y empleados implica la existencia de empleados y empleadores. Dejean no era un empleador; ejercía una función que se asentaba sobre bases naturales, el derecho a la autoridad absoluta sobre seres cuyo color de piel hacía de ellos, no subordinados con los cuales se puede discutir, sino hombres de condición inferior destinados a una obediencia ciega”. El libro fue publicado por primera vez en 1.960, ese mismo año Senegal obtuvo la independencia. |
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