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Crítica de MarioG17


MarioG17
08 March 2021
La guerra civil española es un tema que ha dado muchísimas novelas y ensayos desde que tuvo lugar. Esto ocurre porque es un tema amplio y con muchas batallas, lealtades, traiciones y acciones heroicas dentro de él. Francisco José Segovia Ramos (Granada, 1962) cuenta en esta novela la resistencia del Albaizín, un popular barrio granadino de tendencia anarquista entonces, entre el 20 y el 23 de julio de 1936 contra los fascistas.
Cuatro días de julio (Ediciones En Huida, 2020) muestra desde el principio el enfrentamiento social en la ciudad. Alrededor del 20 de julio de 1936, la sublevación ya había llegado a Andalucía. Los granadinos, protagonistas de esta novela, miraban con recelo a Sevilla, que había caído en las garras de Queipo de Llano y amenazaba con expandirse a más ciudades andaluzas.
El peligro, que al principio parece lejano, se sitúa de forma repentina ante los protagonistas de la historia, que montan barricadas en las calles del Albaizín y emprenden una resistencia que, desde el principio, saben cómo acabará. Tienen menos armas, menos combatientes y sin apenas preparación ni coordinación, frente a los soldados que los avasallan para obligarles a rendirse. Sin embargo, la feroz valentía y la defensa de la república los mantienen en pie de guerra.
La novela de Segovia Ramos es, sin duda, un homenaje a quienes lucharon para defender la democracia y la república, pero también establece una crítica a la guerra y al fascismo, así como una alabanza a la valentía y el arrojo cuando se tiene todo perdido de antemano y se conocen las consecuencias de esa resistencia.
En cuanto a la historia en sí, está situada en el Albaizín entre el 20 y el 23 de julio de 1936 y en ella aparecen multitud de personajes. Entre los protagonistas están Anselmo, un joven defensor de la II República, Consuelo (su madre) y Teresa (su hermana, madre de un bebé), así como otros: amigos de Anselmo como Fandila o un soldado de Sevilla obligado a luchar contra lo que defiende en una ciudad que no es la suya. Muchos de los personajes que el autor retrata son jóvenes, idealistas, algunos de ellos ateos y afiliados a partidos o sindicatos. al fin y al cabo, fue una guerra donde participó la conocida como «quinta del biberón».
La novela, narrada en tercera persona, nos lleva de la mano por las vivencias y los pensamientos de estos personajes durante los cuatro días de conflicto en la ciudad. El tiempo que el autor ha escogido para la narración es el presente, así que todo transcurre en directo ante los ojos del lector. Este se mueve por la Carrera del Darro o el Realejo mientras ve a los personajes desenvolverse con una actitud temerosa o valiente. Se trata de un narrador que relata la vida de la plaza y que sigue con la mirada y con la pluma a los personajes atormentados por pensar en los demás o preocupados por el futuro del país y de la libertad. El autor, ganador de varios certámenes literarios, ha escrito una novela plagada de personajes. Una colmena que se defiende frente a los zánganos enemigos en defensa de la miel.
El prólogo de José María García Labrac dice que la sociedad granadina permanece actualmente «cerrada, ensimismada y alérgica al progreso» debido a las secuelas que dejó la sublevación en la ciudad. Además del prólogo, la novela también va acompañada por un mapa de Granada de 1930 con los lugares en los que se desarrolla la historia.
Segovia Ramos permite, a través de esta novela, conocer ese episodio. El autor hace un ejercicio de descubrimiento de un gesto heroico de su ciudad frente a aquellos que querían imponer la ideología fascista. Igual que yo defiendo que se conozca más otro suceso de la guerra civil, que tuvo lugar en este caso entre Málaga y Almería: la Desbandá, también conocida como la Huía, y lo hice a través de un reportaje audiovisual para mi Trabajo Fin de Grado.
El narrador va hilando a diversos personajes por los días en los que transcurre la historia. Las relaciones familiares, los anhelos y la incertidumbre son temas importantes en esta novela. Sobre todo, teniendo en cuenta que, en aquella época, había mucha desinformación y poca claridad para conocer el desarrollo de los hechos por los medios que se tenían. Son personajes que esperan ayuda de Málaga o de Jaén. Una ayuda que parece no llegar. El miedo, el silencio, las sospechas, las envidias y los chivatazos se unen en el caldo de cultivo que causó la guerra civil.
El autor, además, registra el habla granadina y andaluza en las palabras y expresiones de los personajes y refleja la división de las formaciones de izquierda en la época, aunque pone énfasis en la unión de estas contra el enemigo común. Aunque el enfoque de la novela se conoce con anticipación, las alabanzas y elogios a los que protagonizaron la resistencia en el Albaizín son, por momentos, desmesurados. Asimismo, la actitud del personaje de Teresa no es demasiado creíble (contradictoria a veces) en algunas escenas de la novela y hay algunos deus ex machina. Por otro lado, se nota que ha habido muchísima documentación por parte del autor.
Es importante la reivindicación que Segovia Ramos hace del papel de la mujer para igualarse al hombre en la lucha o, al menos, en la defensa a pie de calle de la República. Duele leer una historia en la que ya se conoce el trágico final de la guerra, aunque el lector mantiene la esperanza de que el devenir de los protagonistas no sea del todo aciago.
Se palpa la tensión y los enfrentamientos constantes, siempre desmesurados y evitables. El autor hace un retrato histórico de lo que fueron los primeros días de guerra civil en Granada. Una ciudad que ya vio morir asesinada a Mariana Pineda por defender la libertad volvió a ser testigo de cruentos actos. Esta es una muy buena oportunidad para conocer este episodio, un relato de ficción pero con un fondo muy real.
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