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Crítica de Guille63


Guille63
08 March 2023
Si podemos decir que la felicidad consiste en la satisfacción plena y duradera de nuestros deseos, todo lo escrito a lo largo de la historia sobre cómo conseguir tal estado ha basculado entre los que recomiendan restringir al máximo los deseos y los que invitan a la mejor forma de satisfacerlos.

¿Cuál es la postura de Schopenhauer entre el amplio abanico de posibilidades que delimitan esos dos polos? Russell definía su postura de la siguiente manera: la felicidad es imposible porque el deseo insatisfecho causa dolor y el deseo satisfecho causa saciedad. En efecto, para Schopenhauer, dado que ha pasado lo peor -nacer- y que perseveramos en mantener este error persiguiendo una felicidad dudosa, nuestra única posibilidad es minimizar riesgos evitando en lo posible las desgracias y el sufrimiento.

“… dos enemigos de la felicidad humana: el dolor y el aburrimiento.”

El gran problema es que cuánto más nos alejamos de uno, más nos acercamos al otro:

“necesidad y carencia engendran dolor; por el contrario, seguridad y abundancia, el aburrimiento.”

En función de esta premisa, el autor da una larga serie de pautas y condicionamientos, no para alcanzar la felicidad, sino para evitar el dolor.

“la expresión «vida feliz» únicamente hay que entenderla como «menos desdichada»”

“Para no acabar siendo realmente desdichado, el medio más seguro es que no se pretenda ser dichoso”

Algo muy recomendable es no tener que trabajar para vivir, disponer de nuestro tiempo con total libertad para desarrollar nuestro genio con todas las fuerzas de las que disponemos, pues toda fuerza no empleada en la lucha se convertirán en una carga, en fuente de dolor. Para ello es imprescindible conocerse a sí mismo, saber perfectamente lo que se quiere, cual es nuestra vocación, nuestro papel en el mundo; “bastarse a sí mismo, serlo todo para sí” sabiendo que uno solo puede ser realmente él mismo cuando se encuentra solo, la sociabilidad es inversamente proporcional al intelecto, y en ningún caso prestar atención a la opinión ajena, seguramente equivocada dado lo poco que abundan las mentes inteligentes y sensibles. Si ha de mantenerse algún contacto que sea siempre con un igual, pues solo él podrá reconocer nuestro genio en su justa medida y, si es posible, que esté en peor situación que nosotros, pues la envida es un enemigo terrible. Tampoco trae nada bueno discutir, intentar cambiar la opinión de las personas o a las mismas personas.

“Irritar a la gente es muy fácil, pero mejorarlas, muy difícil, cuando no imposible”

Evitaremos situar nuestras aspiraciones a una altura demasiado elevada, quizás no tengamos tiempo de conseguirlas o no seamos capaces o, lo que es peor, tras muchos esfuerzos, una vez conseguido el objetivo, podemos descubrir que ya no está a nuestra altura, pero tampoco pueden ser demasiado bajas que nos aboquen al pozo del aburrimiento. Deberemos vivir el presente, que ni el pasado ni el futuro enturbien ni un solo minuto de nuestra vida. No podemos dejarnos perturbar por los males inevitables. Ocultaremos a toda costa nuestro aprecio por los demás, nuestros asuntos personales, no amaremos, no odiaremos, no creeremos en nada…

No es tan difícil, ¿no? Eso sí, sepan ustedes que todas estas máximas y preceptos solo podrán seguirlas si su condición se lo permite, de otro modo olvídense, su empeño ante tal imposibilidad les haría desgraciados.

En fin, me resulta conmovedora la desesperanza del filósofo alemán, a pesar de su prepotencia, de su misantropía, de su misoginia. Me hace gracia su total y absoluta falta de modestia, su orgullo infinito. Me gusta su prosa, clara, sencilla y directa. Sus recomendaciones me parecen al alcance de muy pocos, o, probablemente, de nadie.
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